miércoles, 21 de abril de 2010

Nadie es profeta en su tierra




Publicación en ZONACERO
Por: AHMED AGUIRRE ACUÑA
2010-03-09

El fútbol barranquillero o atlanticense, para no ser tan estrictos, siempre estará de moda en el concierto nacional. Porque el futbolista de esta región del Caribe viene dotado desde su gestación, con genes que le hacen merecida y justificadamente herederos de la primogenitura de esta ciudad como cuna del balompié en Colombia.

Esa semilla que germinó en los albores del siglo 19 se ha mantenido vigente a lo largo de un siglo y un poco más. Las muestras son palpables a través de los años y de la historia.

Hoy nos complace sobremanera poder hacer muestras referentes de esa calidad innata del jugador costeño; y complacidos sobremanera si,-como en este caso referente,- las muestras son de nuestro terruño barranquillero y atlanticense.

Desde luego nos referimos a ese joven de apenas 18 años y algunos meses que ha conmocionado en las últimas horas el cotarro futbolístico del país. Su nombre: Luis Fernando Muriel. Sí, el mismo que portando el uniforme del Deportivo Cali nos acaba de regalar una parte de lo que seguramente guarda él como un concierto de fútbol. Tres goles al Once Caldas, en la propia Manizales y con una muestra envidiable de fundamentación deportiva. Sus goles-ya suma cuatro con su equipo caleño en dos juegos-son propios de aquellos jugadores especiales, escogidos por Dios para deleite y complacencia de muchos.

No solo fueron los goles, sino la calidad de los mismos los que le han merecido enorme reconocimiento nacional a este joven del municipio de Santo Tomás. Y pudieron ser otros más que, por suerte para los caldistas no terminaron en sus redes.

Luis Fernando Muriel se suma a muchos otros barranquilleros y atlanticenses que han tenido que emigrar a otros lugares y otros clubes para mostrar la calidad que en su propia tierra no le permitieron. Nadie es profeta en su tierra- dice la Biblia- y Muriel es la ratificación de esa sentencia bíblica. Sentencia de la que también pueden dar fé Abel Aguilar, Armando Carrillo, Felipe Pardo, Freddy Montero, Anthony Tapias, Michael Ortega, Luis Payares, Gustavo Cuellar y pare de contar.

Todos ellos pasaron o estuvieron muy cerca de nuestro equipo Junior. Pero la mala consejera de algunos por intereses personales, la falta de visión y quizá la poca consideración de nuestros dirigentes por los valores que están comenzando y se abren camino es lo que ha permitido el éxodo de nuestros jugadores. Barranquilla y Junior han tenido en conocedores de la talla de William Knigth, Rafael Reyes, Gabriel Berdugo, Toto Rubio, Eduardo Carrillo, Othon Dacunha, Dulio Miranda y otros trabajadores del club recomendaciones y sugerencias; pero nadie creyó en éllos y muchas figuras del fútbol se perdieron en el ostracismo o debieron partir a otros lares en busca de mejores posibilidades.

Y en tal sentido, aunque nos duela reconocerlo, es uno de los mentores nuestros Agustín Garizábalo el veedor, o mentor-como quieran llamarlo- el que hace posible que nuestros futbolistas triunfen y tengan éxito en el Cali o en otros equipos colombianos. Con Garizábalo se confirma de nuevo la premisa que nadie es profeta en su tierra. El Deportivo Cali le ha brindado a este veedor todas las garantías para desarrollar una labor que, en Barranquilla con Junior se le ha otorgado a entrenadores extranjeros sin los resultados tan satisfactorios como los de Agustín.

Veedores que por el contrario, prefieren acabar con divisiones menores bajo criterios antropométricos de peso y estatura, desechando las condiciones técnicas innatas de los grandes futbolistas.

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