martes, 20 de abril de 2010

CARTA AL JOVEN REVELACIÓN

Por: Agustín Garizábalo Almarales


“Que seas fuente de inspiración,
alegría o placer, nunca de dolor”
- A. Garizábalo



Estimado Michael:

En el fondo, todo esto es una fantasía y las fantasías hay que vivirlas como se vive un romance de vacaciones, es decir, siguiendo el juego, actuando “como si”, respetando los sobreentendidos: Si te dicen “Mi Vida”, debes responder “Mi Cielo”; si te dan un beso debes devolverlo “Como si fuera esta noche la última vez”, como dice el bolero. Cierto: Habrá que ponerle toda la pasión que exige el momento, entregarse y disfrutarlo, pero la única gran condición es que no te lo creas de verdad verdad. De eso se trata: De cumplir con el libreto e interpretarlo a cabalidad pero sin convertirte en ese personaje inventado por el imaginario colectivo.

Lo digo con mi voz del otro lado, del lado de los que alguna vez apostamos por tu talento cuando apenas florecías. Lo digo con el alma del volante de marca de tu equipo de la Liga que te protegía y respaldaba, esgrimiendo sólo la admiración que sentía por ti como única espada. Poderosa arma.

A lo único que aspiramos aquellos que siempre hemos estado y estaremos apoyándote (tu familia, tus profesores, tus amigos más cercanos), es que no dejes de ser de carne y hueso. Ese pequeño gesto de humanidad cargado de reconocimiento hacia las personas más humildes y sinceras que se acercan para favorecerte con puntualidad suiza. Jamás dejes de atender a aquellos que te dieron sus palabras de aliento en momentos aciagos; ni al compañero de equipo que asumió como matón de barrio el oficio de ir a devolver una patada que te pegó algún salvaje implacable; o aquél profesor o vecino que te ayudó con los pasajes, la abuela que te esperaba generosa con un caldo caliente y reparador, el chofer del bus que te daba un chance, o la amiga, enamorada eterna y tímida, que siempre te quiso sin más condiciones que el orgullo de saberse escuchada. Esos son los que valen la pena: los que fueron, los que son, los que serán. No hay más.

Amor es tiempo dedicado, entrega, capacidad para dar. Sólo los que aman son capaces de deslumbrar con humildad. No caigas en la falacia de jugar sólo por dinero, que de esos hay muchos: A la camiseta hay que respetarla y amarla. Podrás tener mucho talento y conquistar todos los títulos del mundo, pero si no llevas una marca institucional, si no representas un estilo, serás fácilmente olvidado. “Lo verdaderamente universal está en la aldea”, decía Pavese.

Queremos que sigas corriendo y jugando por nosotros y para nosotros, estés donde estés. Queremos que seas siempre un hijo de nuestras entrañas: Que nunca te pares, que nunca te aburras, que estés siempre dispuesto a regalarnos una linda sorpresa, una jugada fabulosa, un gol de fantasía; pero lo más importante: que recuerdes siempre de donde vienes.

La aspiración de ganar dinero es perfectamente válida en nuestra época, pero hay cosas que nunca deben dejarse de lado: Defender los colores con el alma, respetar el sentimiento de tantos que te quieren y te admiran, perfeccionarte a diario en lo que haces, no pensar sólo en cuánto te vas a ganar sino qué puedes aportar para engrandecer a las instituciones sagradas: La familia, el club, la selección nacional, el país.

Si tienes un don exhíbelo para beneficiar a los que de verdad necesitan, si eres grande no tienes que mostrarlo con poses excesivas, si eres alto no tienes que empinarte, si tienes fuerza que sea utilizada sólo para imponer justicia, si posees poder que sea el de la ternura, si tienes una mano empuñada que sea para aferrar y no para golpear, que seas fuente de inspiración, alegría o placer, nunca de dolor.

Se sabe, Maik, que eres un bendecido de Dios: De la noche a la mañana se te abrieron muchas puertas, apareciste como un destello en el concierto del fútbol profesional por el capricho de una norma, pero supiste quedarte con criterio y categoría. La gente que cuelga de las tribunas, aquellos descamisados que gritan sin parar, los socios acomodados en sus sillas y todos los que pertenecemos a esta familia verde, te agradecemos de corazón por tu alegría, tu entrega, tu picardía, tu ambición por ganar, tu atrevimiento. Nunca los pierdas.

Eres bienvenido por todo lo que traes, tu obligación ahora es dar cada vez más y más, no esperamos menos. Pero debes conservar una actitud humilde -con seguridad te lo han dicho tantas veces-, no es una frase fría y retórica, implica actuar, progresar, seguir creciendo, apuntar a la grandeza sin olvidar esos pequeños gestos de humanidad tan necesarios que marcan diferencia.

agarizabalo@hotmail.com


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