miércoles, 21 de abril de 2010

Este es el ‘Cazatalentos’ del Cali



Publicación en NUEVO ESTADIO
23 Noviembre 2009


Por: RAMIRO CAÑAS

Los recomendados de Agustín Garizábalo Almarales valen oroTiene en su hoja de vida el haber descubierto a Abel Aguilar, Freddy Montero, Édgar Felipe Pardo, Armando Carrillo y Anthoni Tapia, Luís Fernando Muriel y Gustavo Cuéllar entre otros. Da pautas acerca de cómo llevar talentos de barrio a grandes equipos.

De entrada aclara tajantemente que no es un vendedor de jugadores, “al único que en realidad me interesa vender es a mí mismo, mi trabajo serio y constante, para seguir gozando de este privilegio de tener una voz propia que pueda ser escuchada”, comenta este soledeño de nacimiento.

En 1980 el fútbol lo atrapó entre sus redes, asumiendo la dirección técnica del Gremio Unido de su natal Soledad, equipo al cual patrocinaba y casi por accidente terminó dirigiendo, el técnico se retiró y a él se le encomendó la tarea.

Con Gremio Unido fue 5 años seguidos campeón del municipio, allí dirigió a ‘Ferri’ Zambrano.

A continuación se encargó del Independiente Hipódromo y Acuña Hermanos, por aquel entonces Agustín Garizábalo alternaba sus labores como vendedor de suscripciones puerta a puerta del Diario el Caribe, con el oficio de técnico de fútbol.

Posteriormente siendo jefe de suscripciones, renuncia para dedicarse de lleno a una de sus pasiones. Con un sueldo por lo menos 70% menor del que tenía en el periódico, asume el mando técnico del Deportivo la Fortuna, “Me tildaron de loco”, recuerda Agustín.

La vida lo favoreció y el tiempo le dio la razón, a escasos 8 meses de haber renunciado, el Diario del Caribe cerró actividades definitivamente, y hoy es una autoridad en tema de formación de talentos.

Como entrenador dirigió Selecciones Atlántico de diferentes categorías, fue asesor técnico durante varios años. Como técnico en propiedad logró un subcampeonato nacional Infantil en 1995 y dirigió el equipo Campeón Nacional Juvenil, en 1997.

También fue asesor técnico de la Selección Colombia Pre juvenil, subcampeón suramericano en Cañete, Chile. Actualmente es consultor técnico de la Liga de Fútbol del Atlántico y, desde hace diez años se desempeña como veedor oficial de la Asociación Deportivo Cali en todo el país.

Un estilo de vida

“Es mi vocación natural y por eso estoy plenamente sintonizado conmigo mismo. Siempre lo hice y siempre he de seguir haciéndolo así me gane todo el dinero del mundo o así no me paguen un peso más, voy a volver a la cancha a diario a mirar a esos chicos talentosos, porque tengo la necesidad de apostar por alguien que viene brotando, porque tengo el deber de decirle a ese niño que se me acerca con un brillo en los ojos que tiene talento, que se cuide, que se organice, que trabaje. Eso es lo que me nutre espiritualmente. Y mi mayor paga será, sin duda, el haber acertado una vez más cuando debute en primera división y sea un hombre de bien”, destaca el veedor del Deportivo Cali.

Como vendedor que fue, sabe el grupo específico al cual le interesa llegar, “no es relevante que el tendero, el embalador o cualquier transeúnte me saluden por la calle como un personaje de la farándula deportiva. Me llena de felicidad que los futbolistas me mencionen. Porque, ahí sí, es muy importante que mi nombre aparezca en esas entrevistas; en boca de una figura me buscarán de manera puntual como parte interesada”, destacó el soledeño.

Además, ese perfil bajo que trata de manejar le permite que el sigilo sea su aliado “poder mimetizarme en el paisaje, poder ver sin ser visto, armado con lupa y microscopio, pero sin el apuro de posar de personaje.”, destaca.

Con la credibilidad como mayor activo, esté “cazatalentos”, lleva años convencido de ello, y eso le ha permitido establecer un consistente discurso, en donde destacamos frases como “el talento no es suficiente”, y otra mejor y quizá la clave de su éxito como descubridor de figuras, “ninguno de mis jugadores tiene carencias afectivas”.

Sus recomendados

Su credibilidad se la ganó a pulso con los resultados plausibles del éxito de jugadores como Abel Aguilar; Freddy Montero, Édgar felipe ‘Pipe’ Pardo, Armando Carrillo, Anthoni Tapia, Michael Ortega, Luís Fernando Muriel y Gustavo Cuéllar, ahora en la selección Colombia Sub17 que participa en el mundial de Nigeria. Es el responsable del éxodo de talentosos jugadores costeños a equipos del interior del país.

Detrás de ellos vienen Luis Fernando Muriel, Luis Pallares, Javier Espitia, Jonathan Palacios, Abraham Restrepo y Víctor Argüelles, “Sigo pensando que todos estos muchachos de la Costa Caribe han cumplido cabalmente con lo único que les he pedido, no hacerme quedar mal”.

Como veedor mi mayor patrimonio es la credibilidad. Y debo tener mucho cuidado; de hecho, tengo que estar muy convencido, debo investigar bien, conocer suficientemente al joven que voy a enviar. No puedo recomendar a alguien sólo porque tenga una relación familiar o de amistad conmigo”,
expresó Agustín.

Novedosa y altamente eficiente resulta la forma como este empleado del Deportivo Cali, va por toda la costa norte colombiana buscando alguien que deslumbre aunque a veces, “hay épocas que veo mucho fútbol y no hay nadie que brille”, comentó.

Fútbol es lo último que Garizábalo va a ver en una cancha, “voy a la cancha a ver la continuidad de una historia”, esa es otra de sus claves para escoger jugadores, el seguimiento continuo que le hace a los potenciales futbolistas profesionales, consecuente con eso de que el talento no es suficiente.

“El secreto de este trabajo es el seguimiento. La diferencia entre un jugador excepcional y un jugador normal es la regularidad en su rendimiento; por eso conviene estar ahí, esperando pacientemente, hasta detectar esa garantía, sin la cual es imposible alcanzar el objetivo.”, interpretó.

Vena de escritor

Además del fútbol a Garizábalo le gusta leer, y por ende escribir; esa es su otra gran pasión, esa que por tratar de hacerlo mejor desarrolló ese magnífico ojo magnético para el talento que tiene y que en últimas es lo hoy le da para vivir.

Cuando hacía cuarto año de Bachillerato, siendo alumno del Instituto Pestalozzi de Barranquilla, en un examen relámpago en la clase de español, termina sin intención “haciendo machete”, como decimos los costeños, o copiándose los nombres de autores de obras literarias, que era la parte álgida de esa evaluación.

De tal fortuna que después de la entrega de notas el profesor Ramón Rodríguez le propone el trato de no hacerle más exámenes siempre y cuando leyera para exponerle a sus compañeros un libro mensual proporcionado por él.

“Sin embargo, tuve la fortuna de cogerle el gustico a la cosa y buen día, después de dos libros, cometí el desatino de decirle al profesor, como para sobarle chaqueta: “Ya terminé el que me dio este mes, ¿No tiene otro?”, expresó Agustín.

Es así como el profesor Rodríguez, interesado en su alumno revelación le dice, “¡Caramba!, ¿si lees tanto muy seguramente escribes?”, con la respuesta positiva de su alumno, “ese fin de semana me tocó apurarme en terminar cualquier mamarracho para mostrarle al profesor”, recuerda el hoy veedor del Cali.

Ese primer texto fue un fiasco, y es así como el profesor Rodríguez lo manda a realizar un curso de redacción literaria los sábados en la mañana en bellas artes.

“Allí un profesor de nombre Guillermo mandó a los nuevos a darle una vuelta a la manzana, cuando regresamos nos pidió que en una hoja anotáramos lo que habíamos visto. Yo escribí que había visto un hotel, una estación de taxi y una iglesia. Se puso a revisar las respuestas y de repente preguntó quién era Garizábalo y yo levanté la mano emocionado. Me dijo “Mijo, entre esto y un ciego no hay mucha diferencia” – ¿Cómo así, profe? – “La verdad, usted es como si no hubiera visto nada…Esa iglesia, por ejemplo: ¿cómo era? ¿Estaba abierta, cerrada, tenía gente, estaba sola? ¿Cómo se veía la tarde? ¿Había tráfico?”, recuerda Garizábalo.

Desde ese día, y durante seis meses, el veedor del Deportivo Cali, entonces estudiante de bachillerato, hizo un curso para aprender a ver, “Él nos decía que antes de aprender a escribir había que saber ver”, comenta el técnico escritor, que tiene un blog con las historias de los jugadores recomendados por él y otros artículos del tema deportivo, que usted puede visitar en hhttp: // contralinea1.blogspot.com.

Tal vez el éxito de Agustín Garizábalo Almarales, como cazatalentos es que “no veo a los futbolistas como un simple entrenador sino con ojos de escritor. Quiero conocer sus historias, Indagar sus recorridos”, concluyó.

Ramiro Cañas Guerra
Nuevo Estadio

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