Por: Agustín Garizábalo Almarales
Con frecuencia, en el fútbol aficionado, los partidos se ganan o se pierden antes de entrar a la cancha. Como entrenador, se aparece uno muy fresco y orondo, como si se hubiese acabado de bañar. O peor, sofocado porque viene de hacer vueltas en el Centro con la señora. Supones que llegas tarde porque el otro equipo ya está calentando y observas que te faltan algunos jugadores claves; tu arquero se acerca para decirte que no tiene guayos, y otro que le falta una media, nada en realidad que no sea solucionable, piensas, hasta cuando el delegado de la cancha te pregunta por los carnés, y ahí sí, se te sube la sangre a la cabeza porque comienzas a registrarte por todos los bolsillos y nada, le indagas a tu asistente que acaba de llegar también, y él te dice que no, que tampoco los tiene. “Pilas, coge una moto y ves a mi casa a buscarlos mientras yo hablo con el árbitro”.
¿Es eso ser competitivos?
A veces ocurre que se acaba el primer tiempo y no hay forma de conseguir agua para los pelaos porque por ahí nadie vende, pero esperen que ya un papá fue a buscarla al punto frío. Sucede que el balón está muy inflado o le falta aire y anda todo el mundo preguntando que quién tiene una aguja para balón. Algo elemental pero fastidioso: va a empezar el partido y de repente el capitán se acerca a decirte que le des un pañuelo para amarrárselo en el brazo porque el árbitro se lo exige como distintivo; tú no tienes pañuelo, así que te toca buscar entre los fanáticos y padres de familia a ver quién te puede prestar esa prenda. En el intermedio, en vez de hablar del partido, el entrenador está discutiendo con los muchachos porque no ha completado la plata para el arbitraje y no se sabe si continuarán jugando, “partida de irresponsables”, les dice. Por supuesto, que los que pongan billetico tienen su entrada asegurada, ¿no ve que deliberadamente fueron escogidos en el equipo como refuerzos arbitrales?
Durante el partido un salvaje revienta el balón que cae en una casa enrejada y la gente dice enseguida: “Huy, ese balón se perdió”, pero resulta que es tu balón, el único que tienes, y te toca salir a buscarlo, pelear con la señora y pagar unas láminas de eternit y cuando regresas ya te han empacado dos goles…
¿Es eso ser competitivos?
Definitivamente es necesario realizar el Montaje operativo, que es en realidad un procedimiento que consta de tres elementos claves: La Logística, el Proyecto de partido y Plan de contingencia. En el fútbol actual se han emparejados tanto las cargas, que son ciertos detalles los que al final marcan la diferencia. Veamos:
LA LOGÍSTICA: Es obligatorio tener una lista, que uno puede llevar en su bolsillo o pegarla en la cabecera de la cama, donde estén relacionadas todas esas minucias que son imperceptibles si uno las tiene, pero resultan tan dramáticas cuando faltan algunas. Que no se nos olvide nada, por favor: En primer lugar, los carnés, por supuesto; Después, cómo vamos a garantizar el agua (ojo, dependiendo de la hora del partido hay que llevar suficiente), la banda de capitán, los balones, la aguja para balón, un juego de petos (porque de pronto pierdes el sorteo si los equipos tienen uniformes iguales), la plata del arbitraje, una lista con los números de celulares de todo el equipo, copia de las bases de campeonato por si hay que consultarlas en pleno partido, números adhesivos por si se daña una camiseta, ¿todo el mundo tiene sus guayos en regla? No venga a ser que te pongan a correr en la cancha, eso hay que garantizarlo desde el día anterior. Fundamental el botiquín y que los muchachos te den copia del carné de la EPS o Sisbén. Que no se olviden los documentos de identidad. Conviene además llevarse un pequeño costurero (hilo y aguja), pues nunca se sabe. Pero, carajo, y ¿cómo maneja uno todo eso?
Que nadie se asuste: dirigir es el arte de saber delegar. Tenemos que organizar el partido desde el día anterior, sentarnos un rato con nuestros colaboradores (que siempre los hay, no olvidemos al Naranjero izquierdo) y vas entregando algunas responsabilidades que para ti pueden ser molestas a la hora del juego; por ejemplo, que alguien esté pendiente de los balones, que una señora -son muy buenas para eso-, se encargue de recoger la plata de los arbitrajes (eso, en el peor de los caso, porque no estoy de acuerdo con que los jugadores pongan para esas necesidades); le pides a un primo tuyo, de aquellos que tienen pinta de doctor pero que no hacen nada, que te ayude en la liga con los trámites de papeles y demás, seguro que lo hará encantado mientras “chicanea” de directivo.
En fin, lo ideal sería contar con médico, preparador físico, asistente y un grupo de colaboradores, todos contratados y bien pagos, pero conocemos las limitaciones de los clubes aficionados y por ello hay que ingeniárselas para darle un tinte de organización a la empresa; de todos modos, cualquier cosa que uno haga para facilitar su trabajo, le dará cierta tranquilidad que puede significar ese punto a favor a la hora de competir.
PROYECTO DE PARTIDO: Se trata de escribir (porque hay que escribirlos, tenerlos en la memoria no es suficiente) todos esos detalles sobre el partido propiamente dicho. Vamos a enumerar algunos: Hora, día, cancha, rival, cómo nos vamos a transportar, a qué hora nos reunimos, dónde nos vamos a ubicar, etc. Analizar los antecedentes del partido, es decir, cómo nos fue con ese rival en confrontaciones anteriores (para eso es clave lo de la bitácora del entrenador), qué fase del torneo se está jugando. Después viene el partido imaginario: posible alineación, posibles cambios y por qué, plan específico para cada jugador durante la semana, qué sistema de juego vamos a emplear, las jugadas de pelota detenida, a favor y en contra, meta a conseguir, lo que tenemos que aprovechar, lo que no nos puede pasar durante el juego, las variantes tácticas de acuerdo con las situaciones presentadas, jugadores importantes del equipo contrario, jugadores nuestros que pueden marcar la diferencia basados en las debilidades del rival, jugadas sorpresas, frecuencia e intensidad de faltas, niveles de motivación del grupo, consideraciones generales (brisa, cancha dura o blanda, árbitro, etc.)
Este proyecto de partido, por supuesto, hay que organizarlo desde el primer día de entrenamiento: desde el mismo lunes tenemos que orientar toda la información y la imaginación de que dispongamos hacia el objetivo de optimizar los recursos, para llegar al partido con todas las ventajas identificadas.
PLAN DE CONTINGENCIA: Son las alternativas (plan B y C) que debemos tener pensadas para en caso de que las cosas no salgan conforme a lo planeado. Por ejemplo, siempre hay que llevarse reservado un dinerito por allá escondido en la caletica de la cartera, nunca se sabe. No puede ir uno desarmado a dirigir un partido ¿qué tal que algún muchacho sufra un accidente y haya que correr a llevarlo a una clínica y nosotros sin un peso? Al estar al frente de un grupo deportivo, eso entra a hacer parte de nuestra responsabilidad. No podemos escurrir el bulto diciendo que no tenemos billete. Este es un rublo que hay que presupuestarlo y mantenerlo. Y que nadie cuente con esa plata (ojo con los cerveceros). Sólo es para las emergencias.
Publicado en El Heraldo Deportivo el 2 de Julio de 2008.
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2 comentarios:
No estas tan fuera de la realidad parese que lo sentavo para el peso es eso.La clave de ser competitivo y no tener equipo o escuela por tener, eso nos esta pasando en muchas escuela donde yega tanto talento y se pierden a la hora de enfrentase con la competencia.
Gracias Estela por tu comentario.
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