miércoles, 2 de abril de 2008

RAZONES FUNDAMENTALES

Problemática del Fútbol en la Costa Caribe ( 2 )


Por: Agustín Garizábalo Almarales


En el análisis sobre la problemática del fútbol en la Costa Caribe, ya hemos mencionado, en la entrega pasada, una serie de variables que deben ser consideradas: Educación física de base, Falta de instructores idóneos, Falta de capacitación especializada, Metodologías de entrenamiento y evaluación inadecuadas, y una cultura dirigencial y periodística especializadas en fútbol aficionado. Ahora exploraremos otras razones que consideramos fundamentales:

Escenarios: Nuestras canchas, además de escasas, se mantienen en muy mal estado, erosionadas y utilizadas como parqueaderos, pistas de bailes y cultos religiosos. Además, las nuevas urbanizaciones no destinan terrenos para este tipo de escenarios (a lo sumo, una pequeña cancha múltiple), de modo que, actualmente, en una misma cancha deben entrenar muchos equipos, algunas veces en el mismo turno. Con esa precariedad de espacio y tiempo, ¿se podrá aprender fútbol en forma correcta?...

Nivel de competencia: Nuestra competitividad es muy escasa. A los clubes profesionales de la costa que tienen divisiones menores les resulta prácticamente imposible, por razones económicas y geográficas, competir con equipos del resto del país. Eventualmente participan en los torneos locales de las ligas rivalizando apenas con equipitos de barrio y escuelas con cierta organización, pero definitivamente inferiores en su nivel. A eso súmele que casi nunca hacen el esfuerzo por asistir a los torneos nacionales o internacionales que se organizan en otras ciudades. En ese orden, Antioquia y Valle tienen la ventaja de que son varios los clubes profesionales en sus regiones, por lo tanto cuentan con la facilidad de que sus divisiones menores se están enfrentando con frecuencia. Además, al momento de sacar una selección del Valle, por ejemplo, la base sale del Deportivo Cali, América, Boca Junior, Sarmiento Lora y Tulúa. Luego, el talento se aglutina en clubes que trabajan bien durante todo el año y por ello les resulta relativamente más rápido armar las selecciones departamentales.

Por otro lado, los torneos de la Difútbol, donde participan dichas selecciones, a pesar de todo el esfuerzo que hacen sus participantes y organizadores, no llenan las expectativas de competencia de esos futbolistas en cierne: son muy cortos y en muchos casos, dramáticamente antitécnicos.

Proliferación de equipos y escuelas: Ahora todo el mundo quiere tener un equipo de fútbol. Mucha gente cree que este es el gran negocio (“la gallinita de los huevos de oro”) de tal forma que hay demasiados equipos lo que desmejora ostensiblemente el nivel de competencia porque los talentos están dispersos y en estas condiciones el verdadero jugador de fútbol se atrofia. Cualquiera que tenga un buen jugador cree que con eso salvará su futuro económico. Y resulta muy difícil unir varios jóvenes talentosos en un mismo equipo para facilitar su desarrollo.

Y se volvió moda: todo aquél que se retira del fútbol profesional, amparado por su popularidad en los medios periodísticos y aprovechando que su nombre todavía suena, lo primero que hace es abrir una escuela de fútbol. También aquel microempresario que le sobran algunos pesitos, y porque su hijo de 10 años, uno gordito él, quiere jugar fútbol, corre y monta una escuelita. Y algún papá resentido con un entrenador porque no pone a jugar a su hijo convence a otros padres para armar un equipito. Algunos licenciados en Educación Física, recién salidos de la facultad, y que no tienen un empleo seguro, se unen y crean una escuela. Y algunos técnicos ya reconocidos en el medio que por alguna razón salen de un club organizado y quedan a la deriva, fundan una escuela de fútbol con su nombre. Este fenómeno ha prosperado porque estas nuevas entidades se amparan en la necesidad que tienen muchos padres de que sus hijos jueguen fútbol y por la forma de organización de los torneos en las ligas, que apostaron a la cantidad en detrimento de la calidad y no exigen requisitos mínimos para participación. Y como ahora son los padres los que financian los arbitrajes, compran los uniformes y llevan los refrigerios, entonces cualquiera puede tener un equipo en esos torneos.

Falta de Supervisión: Mientras las entidades del estado encargadas de supervisar el desarrollo del deporte no asuman el control y hagan cumplir las normas; mientras cualquiera pueda sacar una personería jurídica para un club de papel; mientras se armen equipos sin que haya canchas para entrenar y las ligas no organicen torneos altamente competitivos como en épocas pasadas; mientras nadie se encargue de vigilar quién está al frente de un grupo de niños, si es una persona capacitada, idónea y si llena los requisitos mínimos para esa labor; mientras no se exijan condiciones y cualidades específicas, como cuando se va a abrir un colegio, por ejemplo, seguiremos rezagados en el concierto nacional, porque en medio de la informalidad y el folclor, así lo hayamos hecho con las mejores intenciones, quizás son más los errores que los aciertos precisamente por falta de organización y rigor en el trabajo, por falta de un marco teórico, por no tener codificados antecedentes y conceptos fundamentales, es decir, por no tener un norte y navegar a la deriva.

Lo dramático es que este atraso no es solo en el orden deportivo. Nuestros líderes están tan preocupados que recientemente se realizó un foro taller en nuestra ciudad con académicos, dirigentes políticos, económicos y gremiales de toda la costa para analizar por qué la Región Caribe está rezagada en materia industrial, infraestructura vial, educación, y calidad de vida. Y en estos días, El Heraldo publicó un estudio donde se muestra que hemos pasado a ser penúltimos en el plano nacional en la tasa de crecimiento de talla en hombres y mujeres por culpa de la pobreza (¡se encogieron los costeños!, fue el titular). Ante esta realidad precaria aparecen mejores ofertas en otras latitudes y se produce un éxodo del capital humano buscando atractivos horizontes. Fuga de talentos que se dice…

En el fútbol, como fenómeno cultural de masas, se refleja de manera fehaciente este percance.

Próxima entrega: Propuestas para dar el salto


Publicado en El Heraldo Deportivo, Noviembre 13 de 2007.

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