Por: Agustín Garizábalo Almarales
“El verdadero secreto de esta labor es el seguimiento.”
Cuando ya tengamos referenciado al jugador que vamos a analizar, debemos concentrarnos en su actuación durante la competencia –y fuera de ella- y tener en cuenta ciertos detalles que pueden marcar la diferencia:
Desplazamientos: Casi es una norma universal: el jugador de talento tiene una forma especial de correr, una gracia, una elegancia; en el lenguaje antiguo: un “aguaje”. Generalmente juega con la cabeza levantada y sus desplazamientos suelen ser explosivos pero también económicos. Y la cualidad más importante es que maneja los cambios de ritmo: sabe pasar de jugar rápido a pausado y viceversa.
Golpe de balón: El talentoso posee una sensibilidad especial en el trato con la pelota. Cuando uno ve que el muchacho no patea, sino que más bien acaricia la pelota y ella le obedece como a pocos, allí hay posibilidades de encontrar algo bueno.
Decisiones dentro del área: ¿Quieres saber cuál es el gran jugador?...
Analiza cómo es su actuación dentro del área propia (cuando aparece en situación defensiva)
Y dentro del área contraria (cuando aparece como delantero).
Generalmente los talentos toman decisiones asertivas y salen ganando en esas zonas de alta presión, donde el jugador ordinario se confunde y se cae.
Será prudente llevar alguna estadística de lo realmente producido dentro de las áreas: un pase gol, un gol, una finta, un cierre con clase, un mano a mano afortunado... siempre será una buena herramienta. Seguramente podremos constatar (sin mucha sorpresa) que los que más se atreven a buscar la eficacia son siempre los mismos.
- ¿Toma el jugador las decisiones correctas?
“Chispa”: No se concibe a un buen jugador de fútbol que sea un tonto. La viveza y la picardía son casi inherentes al “fuera de serie”. Seguramente será de aquellos que se las “pilla” al vuelo, que identifica enseguida quién puede ser su aliado. Y tendrá ese sexto sentido para sacarle provecho a cualquier situación. El volante creativo, el diez, por ejemplo, en una sola mirada se da cuenta de todo, quien pica, quien se mueve, quien sale a recibir, donde está el espacio, ¡todo!, en un solo golpe de mirada.
Temperamento, Liderazgo, Pundonor: Sin duda un jugador sin agresividad no puede ser un talento. A lo sumo tendrá buena técnica, pero si no la tiene respaldada por el pundonor, el espíritu de lucha y el temperamento necesario, estará condenado a fracasar. Esta “agresividad deportiva” resulta fundamental.
- ¿Está dispuesto a correr para recuperar la pelota?
- ¿Aparece en los momentos difíciles?
- ¿Tiene carácter?
- ¿Es fuerte mentalmente?
El liderazgo también suele ser un rasgo característico en los grandes jugadores: esos que piden la pelota, que no se esconden, que guían a los compañeros, que dan la cara, que no les gusta perder, que van al frente.
- ¿Cómo actúa cuando va perdiendo?
Concepción colectiva: El verdadero talento es aquel que ya se dio cuenta de que el fútbol es un deporte colectivo y que le devuelve diez veces lo que él le da. Es decir, en la medida en que el talento “Ponga a jugar al equipo”, es seguro que el equipo terminará “jugando para él”, porque los otros diez jugadores sabrán que con él cuentan para lograr los objetivos del grupo. Y que él es el hombre. Lo más importante para un jugador talentoso es que sea reconocido dentro del equipo como tal, que se haya ganado esa jerarquía por sus ejecutorias eficientes.
- ¿Juega para él solo?
- ¿Cuántas asistencias hace por partido?
Búsqueda constante del gol: El verdadero talento es aquel que juega para Ganar. No le basta con jugar por jugar. Tiene algo que lo impulsa al riesgo para conseguir lo más preciado y eso es el gol. Así se trate de un defensa, si es talentoso, seguramente será el primero en intentar romper las redes contrarias.
Gusto por el entrenamiento: El jugador tiene que disfrutar el entrenamiento porque ese es su verdadero trabajo: el mejoramiento individual, diario y sistemático.
Debemos verificar si el joven goza con esta disciplina y si además está dispuesto a asimilar de sus profesores, si es un consagrado en esa búsqueda del perfeccionamiento.
“Talento es aquel que posee cualidades especiales que pueden ser potencializadas.”
Entorno social y familiar: Será muy importante analizar también este aspecto: qué piensan las personas que lo rodean, la familia en especial. Generalmente este aspecto determina el nivel de autoestima de un deportista, por lo tanto, no puede ser descuidado.
Investigar cómo el muchacho maneja su tiempo libre, qué otras actividades realiza, cuáles son sus aspiraciones en la vida. Quiénes son sus mejores amigos.
(Debemos establecer si posee una personalidad de éxito o si se ha dejado contaminar por un entorno de fracaso).
Presencia física: Desde luego que la talla y la constitución física son elementos fundamentales para la elección de un deportista con pretensiones de alto rendimiento. Pero tenemos que analizar, esencialmente, porqué un jugador de categoría infantil o juvenil está marcando diferencia. Hay que constatar si su desempeño es sobresaliente sólo por su fuerza y talla y no por los verdaderos elementos del juego.
Ahora bien, si es un muchacho que tiene muchas de las cualidades citadas, pero tiene poca estatura, debemos considerar otros aspectos:
Primero: No hay que descartarlo automáticamente porque sea de baja estatura, es posible que su crecimiento esté retrasado (lo cual podría mejorarse con un plan de crecimiento y desarrollo).
Segundo: Evaluar si a pesar de ello marca realmente diferencia durante la competencia. No olvidemos que con el tiempo él se enfrentará contra estos mismos que ahora compite.
Tercero: Observar para qué posición se está escogiendo: jugadores de baja talla tendrán pocas posibilidades como arqueros o marcadores centrales. Además, debemos mirar si la configuración de las extremidades inferiores es longilínea, muestra de que el joven puede estirarse (por lo menos hasta alcanzar una estatura promedio). Pero si definitivamente es un enano....
La clave no está en andar por ahí descartando jóvenes. ¿Quién es uno para venir a decirle a un joven que no sirve para el fútbol? Se trata es de identificar y descubrir a los que, de acuerdo con nuestros parámetros, cree uno que son mejores y hacerles un seguimiento en diferentes torneos.
La competencia exigente es la única que finalmente muestra el verdadero talento.
Si desea hacer un comentario o enviar alguna sugerencia escriba a agarizabalo@hotmail.com
martes, 8 de abril de 2008
miércoles, 2 de abril de 2008
SABER ELEGIR
Por: Agustín Garizábalo Almarales
“En el fútbol no marcan diferencia
Los que quieren, sino los que pueden.
Y muy pocos pueden”
A. Garizábalo
Durante todos estos años he tenido la oportunidad de asistir periódicamente a capacitaciones sobre fútbol que se hacen en el país y el temario se reduce casi siempre a lo mismo: Metodología del entrenamiento, trabajos técnicos y tácticos, la nutrición, recuperación de lesiones y los últimos adelantos en preparación física, pero muy poco se habla de la escogencia de los jugadores, y se deja, más bien, este punto, a la intuición y decisión espontánea de los entrenadores, como si fuera un cualidad inherente a esa función.
Sin embargo, en el proceso de Divisiones Menores de un equipo de fútbol profesional, por ejemplo, el trabajo más importante debería ser Saber elegir a los jugadores que van a ingresar al Club en las diferentes categorías. Pero, paradójicamente, la responsabilidad de elegir recae muchas veces sobre entrenadores inexpertos y sin la verdadera idoneidad para ello.
Generalmente se tiene por costumbre organizar el cuerpo de entrenadores de Divisiones Menores de tal manera que a cada uno se le asigna la dirección técnica de un equipo y, por lo tanto, son los que tienen la posibilidad de decidir qué jugadores se quedan y cuáles no son admitidos.
Nada más incierto y oneroso.
- ¿Cuántos jugadores pasan años y años en un club, para finalmente descubrir que no tenían condiciones?
- ¿Cuántas veces no han sido desechados jugadores que después aparecen como figuras en otro Club?
- Y, ¿entonces?
El club debe contar con un Director General de Divisiones Menores experimentado en la escogencia de talentos (un “seleccionador” natural), el cual delineará los criterios de selección y tomará la decisión final sobre los jugadores que serán admitidos en las diferentes categorías. Este, a su vez, se apoyará en un grupo de “Cazatalentos”, quienes, orientados y entrenados para que dominen los parámetros de escogencia del club, se encargarán de buscar, minuciosa y pacientemente, a los potenciales jugadores.
El Director General será el responsable directo de esta elección. Y a él habrá que pedirle cuentas. Por ello, tiene que ser alguien reconocido que en cada decisión ponga a prueba su sapiencia, que tenga en juego un prestigio ganado. Porque si este es el trabajo más importante, no puede quedar en manos de un técnico que apenas empieza o que está preocupado sólo en ganar campeonatos.
Al talento hay que buscarlo siempre: La gran opción para los clubes de fútbol profesional, considerando los actuales costos astronómicos de los jugadores de alto rendimiento, es el diseño y realización de un Programa de Veeduría Permanente para la búsqueda de jóvenes talentos. El verdadero talento hay que buscarlo y encontrarlo, no importa de donde sea.
En lo posible, será un proceso de selección rigurosa, dentro de un espectro amplio, a nivel nacional. En este orden, será preciso elegir personas idóneas para esta labor, que tengan “buen ojo”, que conozcan perfectamente el perfil del jugador que se está buscando, y que estén comprometidas e identificadas con la filosofía de la institución.
Para escoger al talento hay que tener talento: Cuando se habla de “talento” en un equipo de fútbol siempre nos referimos a los jugadores. Pero también es necesario descubrir talentos entre los entrenadores y especialmente entre aquellos encargados de la selección del talento. En este aspecto, de vital importancia, no podemos equivocarnos. Pero resulta curioso, y lo he experimentado con frecuencia, que cuando hablo sobre los métodos para seleccionar jugadores, sea, precisamente, la gente de fútbol, la más sorprendida.
- ¿Qué es un “Cazatalentos”?
Los verdaderos “cazatalentos” nacen con ese don, el consabido “Ojo clínico” que se dice. Pero además es importante la experiencia: haber visto mucho fútbol, tener elementos de juicio para comparar sensibilidades, poseer un sexto sentido para percibir ese “no sé qué” que nos muestra a un jugador extraño, diferente.
Porque con frecuencia suele ser un grave error de los entrenadores: que escogen a sus jugadores sólo en la medida en que estos sean capaces de adaptarse a un “engranaje”, a un sistema, es decir, buscan jugadores en Serie. Los verdaderos cazatalentos, en cambio, tienden a buscar (y encuentran) jugadores “Fuera de serie”.
¿Qué cualidades debe poseer un “Cazatalentos”?
Como ya dijimos, debe poseer el don de “ver” más allá de la simple circunstancia. Tiene que poder proyectarse en el tiempo, con base en su intuición y conocimiento, y determinar si en el futuro, ese jugador que ahora marca diferencia, realmente se puede consolidar en un fútbol de alta competencia.
Es decir, no basta con identificar a un buen jugador (eso al fin y al cabo podría hacerlo cualquier observador con un mínimo de conocimiento), se trata de descubrir a un verdadero FUTBOLISTA, alguien que pueda trascender en el tiempo, que mantenga regularidad en su rendimiento, que sea un consagrado a su deporte, que esté dispuesto, si es preciso, a darle un vuelco total a su vida al elegir ese camino.
Muchos juegan bien al fútbol,
Pero pocos son futbolistas.
¿Y qué más se le recomienda al “Cazatalentos”?
Debe actualizar sus conocimientos permanentemente. Lo que hoy es verdad, mañana puede que no. Además, debe llevar un registro detallado de los jugadores observados y a los que se les está haciendo un seguimiento.
Pero lo más importante: Estar Ahí. Estar directa o indirectamente en los momentos cruciales del jugador. Aparecer de cuerpo presente o mediante algún representante, pero es definitivo poder valorar los momentos de máxima exigencia de los prospectos que están en la mira.
Además, el Cazatalentos debe reunir ciertas características especiales para el cargo:
- Mantener excelentes relaciones públicas con la gente del fútbol. Crear una “Red” de informantes, amigos cercanos, conocidos, colegas, periodistas, dirigentes, etc. Nunca debe dejar de escuchar una sugerencia. Es cierto que algunas veces se pierde tiempo. Pero nunca se sabe.
- Debe ser reconocido como alguien serio y leal, digno de confianza; no olvidemos que representa la imagen del club. Esto, además, se convierte en una cadena: un contacto te lleva a otro y a otro, pero lo más importante es mantener un perfil sólido y confiable.
- Debe ser alguien metódico y organizado. Sus informaciones tienen que ser veraces y puntuales. Y, por supuesto, mantener actualizada una agenda de contactos.
- Debe ser alguien asequible, fácil de contactar, dispuesto al diálogo.
- Nota: Se recomienda, por la naturaleza de su trabajo, el cual es analizar y valorar elementos jóvenes, no abusar de la observación de partidos de alta competencia. Cuando esto ocurre, se pervierte un poco el sentido de observación y se tiende a subvalorar cualquier talento en cierne, por compararlo siempre con los grandes jugadores del fútbol internacional. Es importante conservar siempre la perspectiva correcta.
“Elegir bien es el secreto clave. Todo lo que se haga después, si no se hizo la elección correcta, es una pérdida de tiempo y dinero”
Si desea hacer un comentario o enviar alguna sugerencia escriba a agarizabalo@hotmail.com
Publicado en el Heraldo Deportivo el 1 de abril de 2008.
“En el fútbol no marcan diferencia
Los que quieren, sino los que pueden.
Y muy pocos pueden”
A. Garizábalo
Durante todos estos años he tenido la oportunidad de asistir periódicamente a capacitaciones sobre fútbol que se hacen en el país y el temario se reduce casi siempre a lo mismo: Metodología del entrenamiento, trabajos técnicos y tácticos, la nutrición, recuperación de lesiones y los últimos adelantos en preparación física, pero muy poco se habla de la escogencia de los jugadores, y se deja, más bien, este punto, a la intuición y decisión espontánea de los entrenadores, como si fuera un cualidad inherente a esa función.
Sin embargo, en el proceso de Divisiones Menores de un equipo de fútbol profesional, por ejemplo, el trabajo más importante debería ser Saber elegir a los jugadores que van a ingresar al Club en las diferentes categorías. Pero, paradójicamente, la responsabilidad de elegir recae muchas veces sobre entrenadores inexpertos y sin la verdadera idoneidad para ello.
Generalmente se tiene por costumbre organizar el cuerpo de entrenadores de Divisiones Menores de tal manera que a cada uno se le asigna la dirección técnica de un equipo y, por lo tanto, son los que tienen la posibilidad de decidir qué jugadores se quedan y cuáles no son admitidos.
Nada más incierto y oneroso.
- ¿Cuántos jugadores pasan años y años en un club, para finalmente descubrir que no tenían condiciones?
- ¿Cuántas veces no han sido desechados jugadores que después aparecen como figuras en otro Club?
- Y, ¿entonces?
El club debe contar con un Director General de Divisiones Menores experimentado en la escogencia de talentos (un “seleccionador” natural), el cual delineará los criterios de selección y tomará la decisión final sobre los jugadores que serán admitidos en las diferentes categorías. Este, a su vez, se apoyará en un grupo de “Cazatalentos”, quienes, orientados y entrenados para que dominen los parámetros de escogencia del club, se encargarán de buscar, minuciosa y pacientemente, a los potenciales jugadores.
El Director General será el responsable directo de esta elección. Y a él habrá que pedirle cuentas. Por ello, tiene que ser alguien reconocido que en cada decisión ponga a prueba su sapiencia, que tenga en juego un prestigio ganado. Porque si este es el trabajo más importante, no puede quedar en manos de un técnico que apenas empieza o que está preocupado sólo en ganar campeonatos.
Al talento hay que buscarlo siempre: La gran opción para los clubes de fútbol profesional, considerando los actuales costos astronómicos de los jugadores de alto rendimiento, es el diseño y realización de un Programa de Veeduría Permanente para la búsqueda de jóvenes talentos. El verdadero talento hay que buscarlo y encontrarlo, no importa de donde sea.
En lo posible, será un proceso de selección rigurosa, dentro de un espectro amplio, a nivel nacional. En este orden, será preciso elegir personas idóneas para esta labor, que tengan “buen ojo”, que conozcan perfectamente el perfil del jugador que se está buscando, y que estén comprometidas e identificadas con la filosofía de la institución.
Para escoger al talento hay que tener talento: Cuando se habla de “talento” en un equipo de fútbol siempre nos referimos a los jugadores. Pero también es necesario descubrir talentos entre los entrenadores y especialmente entre aquellos encargados de la selección del talento. En este aspecto, de vital importancia, no podemos equivocarnos. Pero resulta curioso, y lo he experimentado con frecuencia, que cuando hablo sobre los métodos para seleccionar jugadores, sea, precisamente, la gente de fútbol, la más sorprendida.
- ¿Qué es un “Cazatalentos”?
Los verdaderos “cazatalentos” nacen con ese don, el consabido “Ojo clínico” que se dice. Pero además es importante la experiencia: haber visto mucho fútbol, tener elementos de juicio para comparar sensibilidades, poseer un sexto sentido para percibir ese “no sé qué” que nos muestra a un jugador extraño, diferente.
Porque con frecuencia suele ser un grave error de los entrenadores: que escogen a sus jugadores sólo en la medida en que estos sean capaces de adaptarse a un “engranaje”, a un sistema, es decir, buscan jugadores en Serie. Los verdaderos cazatalentos, en cambio, tienden a buscar (y encuentran) jugadores “Fuera de serie”.
¿Qué cualidades debe poseer un “Cazatalentos”?
Como ya dijimos, debe poseer el don de “ver” más allá de la simple circunstancia. Tiene que poder proyectarse en el tiempo, con base en su intuición y conocimiento, y determinar si en el futuro, ese jugador que ahora marca diferencia, realmente se puede consolidar en un fútbol de alta competencia.
Es decir, no basta con identificar a un buen jugador (eso al fin y al cabo podría hacerlo cualquier observador con un mínimo de conocimiento), se trata de descubrir a un verdadero FUTBOLISTA, alguien que pueda trascender en el tiempo, que mantenga regularidad en su rendimiento, que sea un consagrado a su deporte, que esté dispuesto, si es preciso, a darle un vuelco total a su vida al elegir ese camino.
Muchos juegan bien al fútbol,
Pero pocos son futbolistas.
¿Y qué más se le recomienda al “Cazatalentos”?
Debe actualizar sus conocimientos permanentemente. Lo que hoy es verdad, mañana puede que no. Además, debe llevar un registro detallado de los jugadores observados y a los que se les está haciendo un seguimiento.
Pero lo más importante: Estar Ahí. Estar directa o indirectamente en los momentos cruciales del jugador. Aparecer de cuerpo presente o mediante algún representante, pero es definitivo poder valorar los momentos de máxima exigencia de los prospectos que están en la mira.
Además, el Cazatalentos debe reunir ciertas características especiales para el cargo:
- Mantener excelentes relaciones públicas con la gente del fútbol. Crear una “Red” de informantes, amigos cercanos, conocidos, colegas, periodistas, dirigentes, etc. Nunca debe dejar de escuchar una sugerencia. Es cierto que algunas veces se pierde tiempo. Pero nunca se sabe.
- Debe ser reconocido como alguien serio y leal, digno de confianza; no olvidemos que representa la imagen del club. Esto, además, se convierte en una cadena: un contacto te lleva a otro y a otro, pero lo más importante es mantener un perfil sólido y confiable.
- Debe ser alguien metódico y organizado. Sus informaciones tienen que ser veraces y puntuales. Y, por supuesto, mantener actualizada una agenda de contactos.
- Debe ser alguien asequible, fácil de contactar, dispuesto al diálogo.
- Nota: Se recomienda, por la naturaleza de su trabajo, el cual es analizar y valorar elementos jóvenes, no abusar de la observación de partidos de alta competencia. Cuando esto ocurre, se pervierte un poco el sentido de observación y se tiende a subvalorar cualquier talento en cierne, por compararlo siempre con los grandes jugadores del fútbol internacional. Es importante conservar siempre la perspectiva correcta.
“Elegir bien es el secreto clave. Todo lo que se haga después, si no se hizo la elección correcta, es una pérdida de tiempo y dinero”
Si desea hacer un comentario o enviar alguna sugerencia escriba a agarizabalo@hotmail.com
Publicado en el Heraldo Deportivo el 1 de abril de 2008.
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ANALISIS
LA IMPORTANCIA DE LA TÁCTICA
Por: Agustín Garizábalo Almarales
Cada tanto se celebra en algún país del mundo un encuentro de fútbol promocionado como “el partido del siglo”, en donde intervienen las figuras más rutilantes del momento en ese deporte. Generalmente sirven para homenajear a alguna estrella que se retira o para recolectar fondos para obras benéficas. Los rivales son siempre selecciones legendarias o recogidos con presuntuosos nombres como “Resto del Mundo”. El resultado final es un empate o gana cualquiera de los dos equipos por mínima diferencia, pero, en todo caso, suele haber muchos goles (la pelota ha ido casi alternativamente de un arco a otro semejándose más bien a un partido de tenis). Desde luego, son partidos abiertos, sin presiones, sin marcas asfixiantes, sin muchas responsabilidades y sirven para que los jugadores desempolven sus lances de fantasía haciendo exclamar a los puristas – rasgándose las vestiduras – que así debería ser el fútbol: toda una exhibición de malabares y riqueza técnica; es decir, el fútbol en su máxima expresión lúdica, donde realmente – aquí sí – interesa muy poco el resultado. O como alguna vez lo dijera el narrador de TV Andrés Salcedo, con su particular manera de describir las cosas: “…Y se empata de nuevo este dramatizado”. Así lo dijo: un Dramatizado.
La gran atracción de estos partidos es precisamente que son una novedad. No es común ver a tantas figuras juntas y menos concibiendo jugadas de esa plasticidad. Pero, ¿qué pasaría si todos los partidos en los estadios del mundo se jugaran bajo esos parámetros?... sin duda el interés por el fútbol decrecería. La competencia, cuyo fundamento es el arte de ganar, se vería seriamente lesionada si los partidos se jugaran de esa manera desprevenida. Porque ya nadie podría “garantizar” nada. En encuentros así, cualquier cosa puede ocurrir. Ya me imagino la irritación de los fanáticos locales cuando su equipo, después de ir ganando 4-0, termine perdiendo, porque en un momento de inspiración el equipo visitante anote más goles. Quizás entonces podría ocurrirle al fútbol lo que a la lucha libre o a los juegos de los Trotamundos: que estaría bien para una ocasión especial (una velada familiar, tal vez), pero GANAR es la pieza clave para mantener el interés de los fanáticos. Pero ellos, además, quieren garantías…
Sólo con la táctica se pueden ofrecer ciertas garantías. La táctica es la inteligencia del juego. Es la administración racional y eficaz de los fundamentos técnicos y físicos de cada jugador. Es el aporte de la capacidad individual al servicio de la cohesión colectiva. Un equipo de fútbol sin táctica definida no es un equipo de fútbol. A lo sumo será un grupo de once jugadores tirados sobre el césped, cada quien jugando su propio partido; se acostumbra a decir que “ese equipo no juega a nada”. La táctica supone que hubo un acuerdo previo de realizar ciertas jugadas en conjunto, un trabajo en la semana, una idea grupal. Con la táctica se manejan los ritmos del juego, se consiguen resultados, se marca diferencia entre defenderse bien o mal, entre atacar con sorpresa o de manera mecánica y rutinaria; y, especialmente, la táctica define el estilo de juego de los equipos. Por decisiones tácticas se lanza la pelota o se juega con pases cortos, se tiene agresividad o se es pasivo, se sale a buscar el partido o se espera, se ataca o se contra-ataca. Esta es la verdadera importancia de la táctica: empareja las cargas, cubre ciertas dificultades técnicas o deficiencias individuales con el trabajo colectivo inteligente. Y eso ha logrado, desde luego, que el fútbol sea menos previsible y, por tanto, más emocionante.
En nuestro país “las tácticas” no gozan de mucha simpatía, porque la gente cree que todas las tácticas son defensivas, de hecho, se reconoce cómo juega un equipo por su colocación defensiva en la cancha, se habla de líbero stopper, marca zonal, etc. O se describe el dibujo táctico por la forma en que se paran los equipos a nivel defensivo: 4-4-2, ó 3-4-1-2, y así. Además, alguna vez se vendió la idea de que la táctica, más que un recurso, era una camisa de fuerza, un libreto que debía cumplirse. De tal forma que, cuando al fanático le mencionan esta palabreja, supone un partido aburrido, con un equipo “bien parado”, (dicen los entendidos), esperando, con mucha marca, sin mayores sorpresas.
Y porque se volvió moda hablar de eso: ahora todo el mundo quiere hablar de táctica. Pero, aclaramos, de táctica mal entendida. Porque la táctica, en su real sentido y dimensión, son los argumentos del juego. Es un punto de referencia que debe ayudar, más que limitar, la actuación de los futbolistas. Es como cargar una agenda a la cual se debe recurrir sólo cuando falta orientación.
En últimas, lo que más atrae del fútbol sigue siendo la inventiva, la creatividad y la fantasía individual, pero puesta al servicio de una idea colectiva y por lo tanto siempre necesitará de un orden, un concepto, una guía previa que establezca la diferencia entre un equipo y otro.
http://www.blogger.com/ARTICULOS%20EN%20WORD/agarizabalo@hotmail.com
Publicado en El Heraldo Deportivo, Marzo 25 de 2008.
Publicado en la Revista del Deportivo Cali, Oct. 2007.
Cada tanto se celebra en algún país del mundo un encuentro de fútbol promocionado como “el partido del siglo”, en donde intervienen las figuras más rutilantes del momento en ese deporte. Generalmente sirven para homenajear a alguna estrella que se retira o para recolectar fondos para obras benéficas. Los rivales son siempre selecciones legendarias o recogidos con presuntuosos nombres como “Resto del Mundo”. El resultado final es un empate o gana cualquiera de los dos equipos por mínima diferencia, pero, en todo caso, suele haber muchos goles (la pelota ha ido casi alternativamente de un arco a otro semejándose más bien a un partido de tenis). Desde luego, son partidos abiertos, sin presiones, sin marcas asfixiantes, sin muchas responsabilidades y sirven para que los jugadores desempolven sus lances de fantasía haciendo exclamar a los puristas – rasgándose las vestiduras – que así debería ser el fútbol: toda una exhibición de malabares y riqueza técnica; es decir, el fútbol en su máxima expresión lúdica, donde realmente – aquí sí – interesa muy poco el resultado. O como alguna vez lo dijera el narrador de TV Andrés Salcedo, con su particular manera de describir las cosas: “…Y se empata de nuevo este dramatizado”. Así lo dijo: un Dramatizado.
La gran atracción de estos partidos es precisamente que son una novedad. No es común ver a tantas figuras juntas y menos concibiendo jugadas de esa plasticidad. Pero, ¿qué pasaría si todos los partidos en los estadios del mundo se jugaran bajo esos parámetros?... sin duda el interés por el fútbol decrecería. La competencia, cuyo fundamento es el arte de ganar, se vería seriamente lesionada si los partidos se jugaran de esa manera desprevenida. Porque ya nadie podría “garantizar” nada. En encuentros así, cualquier cosa puede ocurrir. Ya me imagino la irritación de los fanáticos locales cuando su equipo, después de ir ganando 4-0, termine perdiendo, porque en un momento de inspiración el equipo visitante anote más goles. Quizás entonces podría ocurrirle al fútbol lo que a la lucha libre o a los juegos de los Trotamundos: que estaría bien para una ocasión especial (una velada familiar, tal vez), pero GANAR es la pieza clave para mantener el interés de los fanáticos. Pero ellos, además, quieren garantías…
Sólo con la táctica se pueden ofrecer ciertas garantías. La táctica es la inteligencia del juego. Es la administración racional y eficaz de los fundamentos técnicos y físicos de cada jugador. Es el aporte de la capacidad individual al servicio de la cohesión colectiva. Un equipo de fútbol sin táctica definida no es un equipo de fútbol. A lo sumo será un grupo de once jugadores tirados sobre el césped, cada quien jugando su propio partido; se acostumbra a decir que “ese equipo no juega a nada”. La táctica supone que hubo un acuerdo previo de realizar ciertas jugadas en conjunto, un trabajo en la semana, una idea grupal. Con la táctica se manejan los ritmos del juego, se consiguen resultados, se marca diferencia entre defenderse bien o mal, entre atacar con sorpresa o de manera mecánica y rutinaria; y, especialmente, la táctica define el estilo de juego de los equipos. Por decisiones tácticas se lanza la pelota o se juega con pases cortos, se tiene agresividad o se es pasivo, se sale a buscar el partido o se espera, se ataca o se contra-ataca. Esta es la verdadera importancia de la táctica: empareja las cargas, cubre ciertas dificultades técnicas o deficiencias individuales con el trabajo colectivo inteligente. Y eso ha logrado, desde luego, que el fútbol sea menos previsible y, por tanto, más emocionante.
En nuestro país “las tácticas” no gozan de mucha simpatía, porque la gente cree que todas las tácticas son defensivas, de hecho, se reconoce cómo juega un equipo por su colocación defensiva en la cancha, se habla de líbero stopper, marca zonal, etc. O se describe el dibujo táctico por la forma en que se paran los equipos a nivel defensivo: 4-4-2, ó 3-4-1-2, y así. Además, alguna vez se vendió la idea de que la táctica, más que un recurso, era una camisa de fuerza, un libreto que debía cumplirse. De tal forma que, cuando al fanático le mencionan esta palabreja, supone un partido aburrido, con un equipo “bien parado”, (dicen los entendidos), esperando, con mucha marca, sin mayores sorpresas.
Y porque se volvió moda hablar de eso: ahora todo el mundo quiere hablar de táctica. Pero, aclaramos, de táctica mal entendida. Porque la táctica, en su real sentido y dimensión, son los argumentos del juego. Es un punto de referencia que debe ayudar, más que limitar, la actuación de los futbolistas. Es como cargar una agenda a la cual se debe recurrir sólo cuando falta orientación.
En últimas, lo que más atrae del fútbol sigue siendo la inventiva, la creatividad y la fantasía individual, pero puesta al servicio de una idea colectiva y por lo tanto siempre necesitará de un orden, un concepto, una guía previa que establezca la diferencia entre un equipo y otro.
http://www.blogger.com/ARTICULOS%20EN%20WORD/agarizabalo@hotmail.com
Publicado en El Heraldo Deportivo, Marzo 25 de 2008.
Publicado en la Revista del Deportivo Cali, Oct. 2007.
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ANALISIS
Problemática del Fútbol en la Costa Caribe ( 1 )
Por: Agustín Garizábalo Almarales
El jugador de la Costa Caribe es reconocido nacionalmente como un elemento de muchas condiciones técnicas, picardía, temperamento, potencia y capacidad goleadora. A nivel de los torneos de Difútbol generalmente un equipo de la costa está en las grandes finales. Nuestros jugadores son apetecidos por los equipos del interior del país. Pero, ¿qué nos pasa que tenemos tan poca presencia en el fútbol profesional y mucho menos en las selecciones Colombia?.. ¿Por qué nuestros jugadores se han ido quedando en el concierto nacional?... ¿Están mal preparados?... ¿No hay verdadero proceso?... ¿No hay apoyo?... ¿Hay crisis dirigencial?... ¿Falta mejor capacitación?... ¿Son estas las verdaderas razones o son más bien coyunturales?... ¿Cuál es la problemática de nuestro fútbol?...
Aquí trataremos de analizar, brevemente, algunas de esas razones que consideramos claves de acuerdo con nuestra experiencia en este campo. En todo caso serán simples propuestas con el ánimo de iniciar una discusión que nos lleve hacia conclusiones más profundas y definitivas, que nos permitan mejorar y salir de este estado de retraso en que nos hallamos. Veamos:
Educación física de base: A falta de una política educativa seria y coherente, en la escuela básica primaria, el licenciado en Educación Física es un lujo que muy pocas instituciones pueden darse, de tal forma que el deportista crece sin la más mínima orientación al respecto, arribando a su juventud prácticamente descompensado, descoordinado y atrasado en su formación óseo-muscular. ¿Cuántos muchachos llegan a la edad adulta y ni siquiera “saben” correr?...
Instructores idóneos: ¿Cuáles son las personas que trabajan en el fútbol de formación?... Su capacitación es casi nula: son, en términos generales, seres espontáneos que aprovechan su disponibilidad de tiempo, su vocación pedagógica o su deseo de aparecer para dedicarse a esta brega. Jubilados, zapateros, desocupados, estudiantes de educación física o ex-jugador de fútbol, conforman esta especie. ¿Dónde están los más preparados?...pues en colegios privados o instituciones que les ofrecen una estabilidad económica que les permiten llevar una calidad de vida más decente, porque en el fútbol aficionado no tienen nada garantizado; quedarse allí es casi exponerse a vivir exiguamente y casi de la caridad pública o al amparo de un mecenas. Definitivamente, la actividad de técnico de fútbol aficionado no es vista como una profesión cabal, más bien la gente cree que es algo así como un hobby. Son muy pocos los clubes aficionados que pueden sostener los requerimientos económicos de un verdadero profesional.
Capacitación especializada: La capacitación de nuestros técnicos es todavía muy informal y fraccionada, propensa más bien a las consabidas charlas de técnicos profesionales de moda o en buen retiro, quienes comparten sus “experiencias”, pero la mayoría de ellas en el fútbol profesional, lo que le quita la dimensión formativa de las vivencias que pudieran tener aquellos que se han especializado en las divisiones de base.
Metodología de entrenamiento: Quizás por las mismas limitaciones económicas, la capacitación y actualización de los técnicos en nuestro medio son precarias, de tal forma que estamos atrasados con respecto a la Metodología que se está utilizando ya en algunas regiones del país. Seguimos insistiendo en los mismos ejercicios sin mayor exigencia que la de estar estático esperando que nos lancen el balón para hacer un gesto técnico; este modelo Analítico ha sido profusamente revisado en otros entornos. Este método se utiliza con jugadores específicos para su perfeccionamiento y la clave está en la capacidad de corrección de cada gesto más que en la repetición por sí misma. No obstante, en la actualidad se está practicando más el Método Global, que es más dinámico, más cercano a la realidad de juego, más exigente. Con esta metodología se orienta el entrenamiento del fútbol “teniendo en cuenta la oposición, el enfrentamiento dinámico del juego y postula que el jugador se construye progresivamente a partir del juego y de situaciones-problemas” (Eric mombaers).En definitiva, la perfecta combinación de estas dos metodologías viene a ser la base para una correcta fundamentación y formación del futbolista.
Métodología de evaluación: También tenemos que revisar este aspecto: Los entrenadores de la costa somos diligentes y buenos para trabajar, pero casi no tenemos elementos de juicio para hacer una correcta evaluación; todavía caemos en error de ser “toderos” y no se ha creado la cultura (que ya existe en algunas instituciones del interior del país y del Valle del Cauca) de la “Interdisciplina”, es decir, contar con el apoyo del médico, el psicólogo, la trabajadora social, el kinesiólogo y otros profesionales que puedan representar un mejor criterio al momento de una evaluación. Somos muy dados al “Ojímetro”, no llevamos controles, estadísticas, gráficas de rendimiento; en una palabra, nos falta más organización. Además, tenemos que ayudar más al desarrollo del talento individual, es decir, normalmente nos conformamos con trabajar al equipo, y nos olvidamos de reforzar o corregir aspectos individuales de los Talentos del grupo y más bien les permitimos ciertas libertades confiando siempre en sus condiciones innatas y no somos capaces de exigirles mayormente, con un verdadero rigor, tan preocupados como estamos de ganar partidos y torneos sin tener en cuenta que podemos estar atrofiando un jugador potencial de la alta competencia. A los mejores jugadores, a los “Talentos” (a veces tan escasos), hay que darles más facilidades y argumentos, más elementos para defenderse en el fútbol y en la vida, dedicarles más tiempo, pero exigirles más, hacerlos pensar, “ponérselas difícil”.
Metodología y Revisión de “La Táctica”: En nuestro medio se confunde muchas veces la “Táctica” con el “Sistema de juego”. La táctica son todos los elementos del juego por los que uno se inclina; algo más, el “Sistema” es parte de la táctica elegida. El fútbol es un deporte de situación y en la medida en que les planteemos “problemas Tácticos” a nuestros jugadores, ellos se enriquecerán y estarán mejor preparados cuando durante un partido se les presente una situación similar. Algo así como: “¿Qué pasaría sí....?" " ”. El jugador intentará resolver: acierta o se equivoca; nosotros le aclaramos. Pero le estamos entrenando para que “Piense”, que aprenda a “leer” una jugada. “El error como instrumento de trabajo”. Pero antes, tenemos que “afilar” nuestra capacidad para sacar las preguntas en cada situación y dominar el arte de saber cuándo y dónde se corrige.
Dirigentes: El perfil de nuestros dirigentes sigue siendo el mismo de hace tanto tiempo: El consabido “Mecenas generoso”, mas, con una agravante: ahora aspira a enriquecerse con una actividad que antes hacía por amor. El dirigente es un personaje importante en el fútbol actual, pero en muchos casos él mismo no es consciente de esa importancia; no se prepara: no existe una carrera de “Dirigente”, no hay parámetros claros de su quehacer, no hay coherencia entre lo que ellos deciden (que ahora es bastante), con lo que aspiran jugadores y técnicos para desarrollar un mejor trabajo. El dirigente debe ser un facilitador, un gestor, un ejecutivo de ideas, un “creador” de condiciones propicias; pero, cuando se realiza un curso de actualización los dirigentes no asisten, se lo dejan a los técnicos, y después, cuando hay que tomar una decisión lo hacen con SU criterio anticuado, contrario a los piensan ahora sus técnicos que se han preparado
(“¡Qué van a inventar!”-dicen). Prácticamente el éxito de una empresa futbolística está dado por la calidad de la relación entre sus dirigentes, técnicos y jugadores.
Periodismo especializado: Estamos en la era de las comunicaciones. Y sabemos de la importancia de una información idónea. En este orden, debería existir un periodismo especializado en fútbol aficionado, que también eduque, que sea mesurado en los elogios y condescendiente en las críticas, que tenga conciencia de que su labor puede mejorar o dañar a un futbolista en cierne, que conozca realmente el medio en que se desenvuelve. Ocurre muchas veces que un periodista, sin conocer las diferencias que puedan existir entre uno y otro, compara el fútbol aficionado con el profesional y a partir de allí pontifica sin calcular el efecto negativo que pueda generar una opinión descontextualizada.
Próxima entrega: Nivel de competencia, Escenarios deportivos, Proliferación de escuelas, Supervisión del Estado, Concepción de Juego.
agarizabalo@hotmail.com
Publicado en El Heraldo Deportivo, Noviembre 6 de 2007.
El jugador de la Costa Caribe es reconocido nacionalmente como un elemento de muchas condiciones técnicas, picardía, temperamento, potencia y capacidad goleadora. A nivel de los torneos de Difútbol generalmente un equipo de la costa está en las grandes finales. Nuestros jugadores son apetecidos por los equipos del interior del país. Pero, ¿qué nos pasa que tenemos tan poca presencia en el fútbol profesional y mucho menos en las selecciones Colombia?.. ¿Por qué nuestros jugadores se han ido quedando en el concierto nacional?... ¿Están mal preparados?... ¿No hay verdadero proceso?... ¿No hay apoyo?... ¿Hay crisis dirigencial?... ¿Falta mejor capacitación?... ¿Son estas las verdaderas razones o son más bien coyunturales?... ¿Cuál es la problemática de nuestro fútbol?...
Aquí trataremos de analizar, brevemente, algunas de esas razones que consideramos claves de acuerdo con nuestra experiencia en este campo. En todo caso serán simples propuestas con el ánimo de iniciar una discusión que nos lleve hacia conclusiones más profundas y definitivas, que nos permitan mejorar y salir de este estado de retraso en que nos hallamos. Veamos:
Educación física de base: A falta de una política educativa seria y coherente, en la escuela básica primaria, el licenciado en Educación Física es un lujo que muy pocas instituciones pueden darse, de tal forma que el deportista crece sin la más mínima orientación al respecto, arribando a su juventud prácticamente descompensado, descoordinado y atrasado en su formación óseo-muscular. ¿Cuántos muchachos llegan a la edad adulta y ni siquiera “saben” correr?...
Instructores idóneos: ¿Cuáles son las personas que trabajan en el fútbol de formación?... Su capacitación es casi nula: son, en términos generales, seres espontáneos que aprovechan su disponibilidad de tiempo, su vocación pedagógica o su deseo de aparecer para dedicarse a esta brega. Jubilados, zapateros, desocupados, estudiantes de educación física o ex-jugador de fútbol, conforman esta especie. ¿Dónde están los más preparados?...pues en colegios privados o instituciones que les ofrecen una estabilidad económica que les permiten llevar una calidad de vida más decente, porque en el fútbol aficionado no tienen nada garantizado; quedarse allí es casi exponerse a vivir exiguamente y casi de la caridad pública o al amparo de un mecenas. Definitivamente, la actividad de técnico de fútbol aficionado no es vista como una profesión cabal, más bien la gente cree que es algo así como un hobby. Son muy pocos los clubes aficionados que pueden sostener los requerimientos económicos de un verdadero profesional.
Capacitación especializada: La capacitación de nuestros técnicos es todavía muy informal y fraccionada, propensa más bien a las consabidas charlas de técnicos profesionales de moda o en buen retiro, quienes comparten sus “experiencias”, pero la mayoría de ellas en el fútbol profesional, lo que le quita la dimensión formativa de las vivencias que pudieran tener aquellos que se han especializado en las divisiones de base.
Metodología de entrenamiento: Quizás por las mismas limitaciones económicas, la capacitación y actualización de los técnicos en nuestro medio son precarias, de tal forma que estamos atrasados con respecto a la Metodología que se está utilizando ya en algunas regiones del país. Seguimos insistiendo en los mismos ejercicios sin mayor exigencia que la de estar estático esperando que nos lancen el balón para hacer un gesto técnico; este modelo Analítico ha sido profusamente revisado en otros entornos. Este método se utiliza con jugadores específicos para su perfeccionamiento y la clave está en la capacidad de corrección de cada gesto más que en la repetición por sí misma. No obstante, en la actualidad se está practicando más el Método Global, que es más dinámico, más cercano a la realidad de juego, más exigente. Con esta metodología se orienta el entrenamiento del fútbol “teniendo en cuenta la oposición, el enfrentamiento dinámico del juego y postula que el jugador se construye progresivamente a partir del juego y de situaciones-problemas” (Eric mombaers).En definitiva, la perfecta combinación de estas dos metodologías viene a ser la base para una correcta fundamentación y formación del futbolista.
Métodología de evaluación: También tenemos que revisar este aspecto: Los entrenadores de la costa somos diligentes y buenos para trabajar, pero casi no tenemos elementos de juicio para hacer una correcta evaluación; todavía caemos en error de ser “toderos” y no se ha creado la cultura (que ya existe en algunas instituciones del interior del país y del Valle del Cauca) de la “Interdisciplina”, es decir, contar con el apoyo del médico, el psicólogo, la trabajadora social, el kinesiólogo y otros profesionales que puedan representar un mejor criterio al momento de una evaluación. Somos muy dados al “Ojímetro”, no llevamos controles, estadísticas, gráficas de rendimiento; en una palabra, nos falta más organización. Además, tenemos que ayudar más al desarrollo del talento individual, es decir, normalmente nos conformamos con trabajar al equipo, y nos olvidamos de reforzar o corregir aspectos individuales de los Talentos del grupo y más bien les permitimos ciertas libertades confiando siempre en sus condiciones innatas y no somos capaces de exigirles mayormente, con un verdadero rigor, tan preocupados como estamos de ganar partidos y torneos sin tener en cuenta que podemos estar atrofiando un jugador potencial de la alta competencia. A los mejores jugadores, a los “Talentos” (a veces tan escasos), hay que darles más facilidades y argumentos, más elementos para defenderse en el fútbol y en la vida, dedicarles más tiempo, pero exigirles más, hacerlos pensar, “ponérselas difícil”.
Metodología y Revisión de “La Táctica”: En nuestro medio se confunde muchas veces la “Táctica” con el “Sistema de juego”. La táctica son todos los elementos del juego por los que uno se inclina; algo más, el “Sistema” es parte de la táctica elegida. El fútbol es un deporte de situación y en la medida en que les planteemos “problemas Tácticos” a nuestros jugadores, ellos se enriquecerán y estarán mejor preparados cuando durante un partido se les presente una situación similar. Algo así como: “¿Qué pasaría sí....?" " ”. El jugador intentará resolver: acierta o se equivoca; nosotros le aclaramos. Pero le estamos entrenando para que “Piense”, que aprenda a “leer” una jugada. “El error como instrumento de trabajo”. Pero antes, tenemos que “afilar” nuestra capacidad para sacar las preguntas en cada situación y dominar el arte de saber cuándo y dónde se corrige.
Dirigentes: El perfil de nuestros dirigentes sigue siendo el mismo de hace tanto tiempo: El consabido “Mecenas generoso”, mas, con una agravante: ahora aspira a enriquecerse con una actividad que antes hacía por amor. El dirigente es un personaje importante en el fútbol actual, pero en muchos casos él mismo no es consciente de esa importancia; no se prepara: no existe una carrera de “Dirigente”, no hay parámetros claros de su quehacer, no hay coherencia entre lo que ellos deciden (que ahora es bastante), con lo que aspiran jugadores y técnicos para desarrollar un mejor trabajo. El dirigente debe ser un facilitador, un gestor, un ejecutivo de ideas, un “creador” de condiciones propicias; pero, cuando se realiza un curso de actualización los dirigentes no asisten, se lo dejan a los técnicos, y después, cuando hay que tomar una decisión lo hacen con SU criterio anticuado, contrario a los piensan ahora sus técnicos que se han preparado
(“¡Qué van a inventar!”-dicen). Prácticamente el éxito de una empresa futbolística está dado por la calidad de la relación entre sus dirigentes, técnicos y jugadores.
Periodismo especializado: Estamos en la era de las comunicaciones. Y sabemos de la importancia de una información idónea. En este orden, debería existir un periodismo especializado en fútbol aficionado, que también eduque, que sea mesurado en los elogios y condescendiente en las críticas, que tenga conciencia de que su labor puede mejorar o dañar a un futbolista en cierne, que conozca realmente el medio en que se desenvuelve. Ocurre muchas veces que un periodista, sin conocer las diferencias que puedan existir entre uno y otro, compara el fútbol aficionado con el profesional y a partir de allí pontifica sin calcular el efecto negativo que pueda generar una opinión descontextualizada.
Próxima entrega: Nivel de competencia, Escenarios deportivos, Proliferación de escuelas, Supervisión del Estado, Concepción de Juego.
agarizabalo@hotmail.com
Publicado en El Heraldo Deportivo, Noviembre 6 de 2007.
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ANALISIS
RAZONES FUNDAMENTALES
Problemática del Fútbol en la Costa Caribe ( 2 )
Por: Agustín Garizábalo Almarales
En el análisis sobre la problemática del fútbol en la Costa Caribe, ya hemos mencionado, en la entrega pasada, una serie de variables que deben ser consideradas: Educación física de base, Falta de instructores idóneos, Falta de capacitación especializada, Metodologías de entrenamiento y evaluación inadecuadas, y una cultura dirigencial y periodística especializadas en fútbol aficionado. Ahora exploraremos otras razones que consideramos fundamentales:
Escenarios: Nuestras canchas, además de escasas, se mantienen en muy mal estado, erosionadas y utilizadas como parqueaderos, pistas de bailes y cultos religiosos. Además, las nuevas urbanizaciones no destinan terrenos para este tipo de escenarios (a lo sumo, una pequeña cancha múltiple), de modo que, actualmente, en una misma cancha deben entrenar muchos equipos, algunas veces en el mismo turno. Con esa precariedad de espacio y tiempo, ¿se podrá aprender fútbol en forma correcta?...
Nivel de competencia: Nuestra competitividad es muy escasa. A los clubes profesionales de la costa que tienen divisiones menores les resulta prácticamente imposible, por razones económicas y geográficas, competir con equipos del resto del país. Eventualmente participan en los torneos locales de las ligas rivalizando apenas con equipitos de barrio y escuelas con cierta organización, pero definitivamente inferiores en su nivel. A eso súmele que casi nunca hacen el esfuerzo por asistir a los torneos nacionales o internacionales que se organizan en otras ciudades. En ese orden, Antioquia y Valle tienen la ventaja de que son varios los clubes profesionales en sus regiones, por lo tanto cuentan con la facilidad de que sus divisiones menores se están enfrentando con frecuencia. Además, al momento de sacar una selección del Valle, por ejemplo, la base sale del Deportivo Cali, América, Boca Junior, Sarmiento Lora y Tulúa. Luego, el talento se aglutina en clubes que trabajan bien durante todo el año y por ello les resulta relativamente más rápido armar las selecciones departamentales.
Por otro lado, los torneos de la Difútbol, donde participan dichas selecciones, a pesar de todo el esfuerzo que hacen sus participantes y organizadores, no llenan las expectativas de competencia de esos futbolistas en cierne: son muy cortos y en muchos casos, dramáticamente antitécnicos.
Proliferación de equipos y escuelas: Ahora todo el mundo quiere tener un equipo de fútbol. Mucha gente cree que este es el gran negocio (“la gallinita de los huevos de oro”) de tal forma que hay demasiados equipos lo que desmejora ostensiblemente el nivel de competencia porque los talentos están dispersos y en estas condiciones el verdadero jugador de fútbol se atrofia. Cualquiera que tenga un buen jugador cree que con eso salvará su futuro económico. Y resulta muy difícil unir varios jóvenes talentosos en un mismo equipo para facilitar su desarrollo.
Y se volvió moda: todo aquél que se retira del fútbol profesional, amparado por su popularidad en los medios periodísticos y aprovechando que su nombre todavía suena, lo primero que hace es abrir una escuela de fútbol. También aquel microempresario que le sobran algunos pesitos, y porque su hijo de 10 años, uno gordito él, quiere jugar fútbol, corre y monta una escuelita. Y algún papá resentido con un entrenador porque no pone a jugar a su hijo convence a otros padres para armar un equipito. Algunos licenciados en Educación Física, recién salidos de la facultad, y que no tienen un empleo seguro, se unen y crean una escuela. Y algunos técnicos ya reconocidos en el medio que por alguna razón salen de un club organizado y quedan a la deriva, fundan una escuela de fútbol con su nombre. Este fenómeno ha prosperado porque estas nuevas entidades se amparan en la necesidad que tienen muchos padres de que sus hijos jueguen fútbol y por la forma de organización de los torneos en las ligas, que apostaron a la cantidad en detrimento de la calidad y no exigen requisitos mínimos para participación. Y como ahora son los padres los que financian los arbitrajes, compran los uniformes y llevan los refrigerios, entonces cualquiera puede tener un equipo en esos torneos.
Falta de Supervisión: Mientras las entidades del estado encargadas de supervisar el desarrollo del deporte no asuman el control y hagan cumplir las normas; mientras cualquiera pueda sacar una personería jurídica para un club de papel; mientras se armen equipos sin que haya canchas para entrenar y las ligas no organicen torneos altamente competitivos como en épocas pasadas; mientras nadie se encargue de vigilar quién está al frente de un grupo de niños, si es una persona capacitada, idónea y si llena los requisitos mínimos para esa labor; mientras no se exijan condiciones y cualidades específicas, como cuando se va a abrir un colegio, por ejemplo, seguiremos rezagados en el concierto nacional, porque en medio de la informalidad y el folclor, así lo hayamos hecho con las mejores intenciones, quizás son más los errores que los aciertos precisamente por falta de organización y rigor en el trabajo, por falta de un marco teórico, por no tener codificados antecedentes y conceptos fundamentales, es decir, por no tener un norte y navegar a la deriva.
Lo dramático es que este atraso no es solo en el orden deportivo. Nuestros líderes están tan preocupados que recientemente se realizó un foro taller en nuestra ciudad con académicos, dirigentes políticos, económicos y gremiales de toda la costa para analizar por qué la Región Caribe está rezagada en materia industrial, infraestructura vial, educación, y calidad de vida. Y en estos días, El Heraldo publicó un estudio donde se muestra que hemos pasado a ser penúltimos en el plano nacional en la tasa de crecimiento de talla en hombres y mujeres por culpa de la pobreza (¡se encogieron los costeños!, fue el titular). Ante esta realidad precaria aparecen mejores ofertas en otras latitudes y se produce un éxodo del capital humano buscando atractivos horizontes. Fuga de talentos que se dice…
En el fútbol, como fenómeno cultural de masas, se refleja de manera fehaciente este percance.
Próxima entrega: Propuestas para dar el salto
Publicado en El Heraldo Deportivo, Noviembre 13 de 2007.
Por: Agustín Garizábalo Almarales
En el análisis sobre la problemática del fútbol en la Costa Caribe, ya hemos mencionado, en la entrega pasada, una serie de variables que deben ser consideradas: Educación física de base, Falta de instructores idóneos, Falta de capacitación especializada, Metodologías de entrenamiento y evaluación inadecuadas, y una cultura dirigencial y periodística especializadas en fútbol aficionado. Ahora exploraremos otras razones que consideramos fundamentales:
Escenarios: Nuestras canchas, además de escasas, se mantienen en muy mal estado, erosionadas y utilizadas como parqueaderos, pistas de bailes y cultos religiosos. Además, las nuevas urbanizaciones no destinan terrenos para este tipo de escenarios (a lo sumo, una pequeña cancha múltiple), de modo que, actualmente, en una misma cancha deben entrenar muchos equipos, algunas veces en el mismo turno. Con esa precariedad de espacio y tiempo, ¿se podrá aprender fútbol en forma correcta?...
Nivel de competencia: Nuestra competitividad es muy escasa. A los clubes profesionales de la costa que tienen divisiones menores les resulta prácticamente imposible, por razones económicas y geográficas, competir con equipos del resto del país. Eventualmente participan en los torneos locales de las ligas rivalizando apenas con equipitos de barrio y escuelas con cierta organización, pero definitivamente inferiores en su nivel. A eso súmele que casi nunca hacen el esfuerzo por asistir a los torneos nacionales o internacionales que se organizan en otras ciudades. En ese orden, Antioquia y Valle tienen la ventaja de que son varios los clubes profesionales en sus regiones, por lo tanto cuentan con la facilidad de que sus divisiones menores se están enfrentando con frecuencia. Además, al momento de sacar una selección del Valle, por ejemplo, la base sale del Deportivo Cali, América, Boca Junior, Sarmiento Lora y Tulúa. Luego, el talento se aglutina en clubes que trabajan bien durante todo el año y por ello les resulta relativamente más rápido armar las selecciones departamentales.
Por otro lado, los torneos de la Difútbol, donde participan dichas selecciones, a pesar de todo el esfuerzo que hacen sus participantes y organizadores, no llenan las expectativas de competencia de esos futbolistas en cierne: son muy cortos y en muchos casos, dramáticamente antitécnicos.
Proliferación de equipos y escuelas: Ahora todo el mundo quiere tener un equipo de fútbol. Mucha gente cree que este es el gran negocio (“la gallinita de los huevos de oro”) de tal forma que hay demasiados equipos lo que desmejora ostensiblemente el nivel de competencia porque los talentos están dispersos y en estas condiciones el verdadero jugador de fútbol se atrofia. Cualquiera que tenga un buen jugador cree que con eso salvará su futuro económico. Y resulta muy difícil unir varios jóvenes talentosos en un mismo equipo para facilitar su desarrollo.
Y se volvió moda: todo aquél que se retira del fútbol profesional, amparado por su popularidad en los medios periodísticos y aprovechando que su nombre todavía suena, lo primero que hace es abrir una escuela de fútbol. También aquel microempresario que le sobran algunos pesitos, y porque su hijo de 10 años, uno gordito él, quiere jugar fútbol, corre y monta una escuelita. Y algún papá resentido con un entrenador porque no pone a jugar a su hijo convence a otros padres para armar un equipito. Algunos licenciados en Educación Física, recién salidos de la facultad, y que no tienen un empleo seguro, se unen y crean una escuela. Y algunos técnicos ya reconocidos en el medio que por alguna razón salen de un club organizado y quedan a la deriva, fundan una escuela de fútbol con su nombre. Este fenómeno ha prosperado porque estas nuevas entidades se amparan en la necesidad que tienen muchos padres de que sus hijos jueguen fútbol y por la forma de organización de los torneos en las ligas, que apostaron a la cantidad en detrimento de la calidad y no exigen requisitos mínimos para participación. Y como ahora son los padres los que financian los arbitrajes, compran los uniformes y llevan los refrigerios, entonces cualquiera puede tener un equipo en esos torneos.
Falta de Supervisión: Mientras las entidades del estado encargadas de supervisar el desarrollo del deporte no asuman el control y hagan cumplir las normas; mientras cualquiera pueda sacar una personería jurídica para un club de papel; mientras se armen equipos sin que haya canchas para entrenar y las ligas no organicen torneos altamente competitivos como en épocas pasadas; mientras nadie se encargue de vigilar quién está al frente de un grupo de niños, si es una persona capacitada, idónea y si llena los requisitos mínimos para esa labor; mientras no se exijan condiciones y cualidades específicas, como cuando se va a abrir un colegio, por ejemplo, seguiremos rezagados en el concierto nacional, porque en medio de la informalidad y el folclor, así lo hayamos hecho con las mejores intenciones, quizás son más los errores que los aciertos precisamente por falta de organización y rigor en el trabajo, por falta de un marco teórico, por no tener codificados antecedentes y conceptos fundamentales, es decir, por no tener un norte y navegar a la deriva.
Lo dramático es que este atraso no es solo en el orden deportivo. Nuestros líderes están tan preocupados que recientemente se realizó un foro taller en nuestra ciudad con académicos, dirigentes políticos, económicos y gremiales de toda la costa para analizar por qué la Región Caribe está rezagada en materia industrial, infraestructura vial, educación, y calidad de vida. Y en estos días, El Heraldo publicó un estudio donde se muestra que hemos pasado a ser penúltimos en el plano nacional en la tasa de crecimiento de talla en hombres y mujeres por culpa de la pobreza (¡se encogieron los costeños!, fue el titular). Ante esta realidad precaria aparecen mejores ofertas en otras latitudes y se produce un éxodo del capital humano buscando atractivos horizontes. Fuga de talentos que se dice…
En el fútbol, como fenómeno cultural de masas, se refleja de manera fehaciente este percance.
Próxima entrega: Propuestas para dar el salto
Publicado en El Heraldo Deportivo, Noviembre 13 de 2007.
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ANALISIS
PROPUESTAS PARA DAR EL SALTO
Problemática del Fútbol en la Costa Caribe ( 3 )
Por: Agustín Garizábalo Almarales
“El fútbol es lo más importante de lo menos importante”
-Valdano
Plantear una solución definitiva resulta objetivamente muy complicado. Porque supone un compromiso no sólo de los actores del fútbol, sino de todas las fuerzas económicas y sociales de la región. Exige la configuración de una especie de Hoja de Ruta, una guía de acciones vitales, un acuerdo en lo esencial. Las ligas y los clubes aficionados de la Costa Caribe requieren de un acto de reflexión que concluya en un documento donde se definan conceptos fundamentales: cuál es el perfil del jugador que queremos, cómo serán nuestros entrenadores, de qué manera se llevará a cabo, paso a paso, ese proyecto, qué estrategias financieras se emplearán, quienes liderarán administrativamente el asunto. Pero todo ha de comenzar con la organización de los formalismos propios de una actividad que hasta ahora ha padecido, precisamente, de un exceso de informalidad.
Por lo pronto comentaremos una serie de propuestas provisionales, que no son sólo de mi cosecha, sino, también, extraídas de un compendio de ideas que la gente del fútbol me ha ido expresando a través de los años. Las presentaremos en orden de importancia:
Profesionalización de los entrenadores: Que se dediquen tiempo completo a esa actividad, que sean bien pagos, que se capaciten permanentemente, que no busquen ganar los partidos como sea, que lo más importante sea la formación personal de los muchachos, que existan procesos de supervisión y evaluación para ir configurando un escalafón por méritos, y que de una buena vez se constituya formalmente la asociación de entrenadores.
Profesionalización de los administradores deportivos: seguramente seguirán existiendo aquellos dirigentes que llegan al fútbol por gusto o porque ven una oportunidad para aportarle a la comunidad su capacidad de gestión, pero, definitivamente, los entes deportivos aficionados, llámense clubes o ligas, necesitan personas capacitadas, que hagan una carrera administrativa para tal fin y que le dediquen tiempo completo a esa actividad, la cual resultó mucho más seria y compleja de lo que se presuponía.
Organización de Ligas y Clubes aficionados: Que haya una efectiva supervisión de los procesos formativos que se emprendan en la región por parte de los organismos del Estado y de las ligas departamentales; que se organicen verdaderos torneos de alta competencia; que se estimule la cultura de apoyo de la empresa privada; que se reduzca el número de equipos en los campeonatos; que las ligas tengan una base de datos de los técnicos de fútbol de todo el departamento y configuren, a partir de allí, el escalafón de entrenadores, siendo los más probos y capacitados los encargados de dirigir las selecciones.
Las Divisiones menores de los Clubes profesionales: Aumentar su presupuesto para la división aficionada y no sólo invertir en costosos jugadores extranjeros; organizar una política institucional donde se incluya darle oportunidad y sostener a elementos nuestros en la plantilla profesional; detectar los verdaderos talentos en cierne y crearles las condiciones propicias para su desarrollo como deportista de élite, es decir, buena nutrición, excelente entorno, buen descanso y un trabajo físico, técnico-táctico y psicológico de alto nivel, pero que sea un adiestramiento específico, individualizado. Además, fomentar las Pasantías (enviar a los muchachos más sobresalientes a torneos internacionales o durante una temporada a equipos de otros países con los que se tengan acuerdos); que la rama aficionada no esté supeditada a lo que decida el técnico profesional de turno; que haya gente especializada en procesos formativos que defiendan el talento nuestro con voz y voto; que las divisiones menores no terminen convertidas sólo en simples equipos de fútbol compitiendo en la liga.
Formación de nuestro jugador: Que nuestro jugador también emprenda la carrera del fútbol como un proyecto de vida, que su familia lo apoye como tiene que ser, que no piensen sólo en los beneficios que van a obtener sino en todo lo que hay que invertir en esfuerzo, conocimiento y dinero. Si tiene que cambiar de entorno, que lo haga, todo sea por su bien. De hecho, tener un futbolista en la familia ahora es tan complicado como tener un estudiante de medicina. Que nuestro jugador no le apueste sólo al talento, que tenga vocación para trabajar a diario en el pulimento de sus condiciones; que luche contra su debilidad mental, esa idea tan pobre de sí mismos que tienen algunos muchachos en nuestro medio.
Además, creemos que la única manera de que los clubes profesionales de la región alcancen de nuevo un protagonismo permanente, es que apuesten a construir una base titular con jugadores propios que tengan sentido de pertenencia, que sientan la camiseta, que no vengan sólo a llevarse unos dólares. Y fortalecer ese grupo de muchachos con dos o tres jugadores de reconocida trayectoria, de talla internacional, que sean verdaderos refuerzos y que sirvan de ejemplo para las nuevas camadas.
La propuesta es volver a producir un jugador de fútbol en nuestra región que sea altamente competitivo, desde su organización mental y personal, desde su formación como deportista a través de las entidades especializadas, con una información técnica y humana bien transmitida, que por algo esta estirpe Caribe se ha distinguido por su calidad y fortaleza a través de la historia. ¿Por qué entonces nos hemos quedado rezagados en el concierto nacional?...
Recientemente, Gustavo Bell Lemus, planteó, como fórmula para volver a tener protagonismo en el orden nacional, en aspectos económicos, académicos y sociales, que empecemos a competir como región Caribe, como bloque regional y dejemos de hacer sólo pírricos esfuerzos como departamentos por separados. He aquí una propuesta que podría ser perfectamente válida para el desarrollo del deporte en nuestro medio. ¿Qué tal una Selección de fútbol Caribe?
Lo que resulta verdaderamente inaplazable, amigo lector, amigos del fútbol, dirigentes, entrenadores, periodistas y padres de familias, es que a nuestros jóvenes deportistas tenemos que presentarles opciones reales y concretas, para que no sigan usando la falta de oportunidades y la desorganización como disculpas para sus fracasos, que talento y potencial es lo que tenemos…
Que las reflexiones presentadas a lo largo de estos artículos sirvan para abrir el debate. ¿Faltan otras razones? ¿Cuál es el paso a seguir? ¿Tenemos alguna esperanza para recomponer el camino? …
Y entonces, ¿Cuándo empezamos?...
agarizabalo@hotmail.com
Publicado en El Heraldo Deportivo, Noviembre 21 de 2007.
Por: Agustín Garizábalo Almarales
“El fútbol es lo más importante de lo menos importante”
-Valdano
Plantear una solución definitiva resulta objetivamente muy complicado. Porque supone un compromiso no sólo de los actores del fútbol, sino de todas las fuerzas económicas y sociales de la región. Exige la configuración de una especie de Hoja de Ruta, una guía de acciones vitales, un acuerdo en lo esencial. Las ligas y los clubes aficionados de la Costa Caribe requieren de un acto de reflexión que concluya en un documento donde se definan conceptos fundamentales: cuál es el perfil del jugador que queremos, cómo serán nuestros entrenadores, de qué manera se llevará a cabo, paso a paso, ese proyecto, qué estrategias financieras se emplearán, quienes liderarán administrativamente el asunto. Pero todo ha de comenzar con la organización de los formalismos propios de una actividad que hasta ahora ha padecido, precisamente, de un exceso de informalidad.
Por lo pronto comentaremos una serie de propuestas provisionales, que no son sólo de mi cosecha, sino, también, extraídas de un compendio de ideas que la gente del fútbol me ha ido expresando a través de los años. Las presentaremos en orden de importancia:
Profesionalización de los entrenadores: Que se dediquen tiempo completo a esa actividad, que sean bien pagos, que se capaciten permanentemente, que no busquen ganar los partidos como sea, que lo más importante sea la formación personal de los muchachos, que existan procesos de supervisión y evaluación para ir configurando un escalafón por méritos, y que de una buena vez se constituya formalmente la asociación de entrenadores.
Profesionalización de los administradores deportivos: seguramente seguirán existiendo aquellos dirigentes que llegan al fútbol por gusto o porque ven una oportunidad para aportarle a la comunidad su capacidad de gestión, pero, definitivamente, los entes deportivos aficionados, llámense clubes o ligas, necesitan personas capacitadas, que hagan una carrera administrativa para tal fin y que le dediquen tiempo completo a esa actividad, la cual resultó mucho más seria y compleja de lo que se presuponía.
Organización de Ligas y Clubes aficionados: Que haya una efectiva supervisión de los procesos formativos que se emprendan en la región por parte de los organismos del Estado y de las ligas departamentales; que se organicen verdaderos torneos de alta competencia; que se estimule la cultura de apoyo de la empresa privada; que se reduzca el número de equipos en los campeonatos; que las ligas tengan una base de datos de los técnicos de fútbol de todo el departamento y configuren, a partir de allí, el escalafón de entrenadores, siendo los más probos y capacitados los encargados de dirigir las selecciones.
Las Divisiones menores de los Clubes profesionales: Aumentar su presupuesto para la división aficionada y no sólo invertir en costosos jugadores extranjeros; organizar una política institucional donde se incluya darle oportunidad y sostener a elementos nuestros en la plantilla profesional; detectar los verdaderos talentos en cierne y crearles las condiciones propicias para su desarrollo como deportista de élite, es decir, buena nutrición, excelente entorno, buen descanso y un trabajo físico, técnico-táctico y psicológico de alto nivel, pero que sea un adiestramiento específico, individualizado. Además, fomentar las Pasantías (enviar a los muchachos más sobresalientes a torneos internacionales o durante una temporada a equipos de otros países con los que se tengan acuerdos); que la rama aficionada no esté supeditada a lo que decida el técnico profesional de turno; que haya gente especializada en procesos formativos que defiendan el talento nuestro con voz y voto; que las divisiones menores no terminen convertidas sólo en simples equipos de fútbol compitiendo en la liga.
Formación de nuestro jugador: Que nuestro jugador también emprenda la carrera del fútbol como un proyecto de vida, que su familia lo apoye como tiene que ser, que no piensen sólo en los beneficios que van a obtener sino en todo lo que hay que invertir en esfuerzo, conocimiento y dinero. Si tiene que cambiar de entorno, que lo haga, todo sea por su bien. De hecho, tener un futbolista en la familia ahora es tan complicado como tener un estudiante de medicina. Que nuestro jugador no le apueste sólo al talento, que tenga vocación para trabajar a diario en el pulimento de sus condiciones; que luche contra su debilidad mental, esa idea tan pobre de sí mismos que tienen algunos muchachos en nuestro medio.
Además, creemos que la única manera de que los clubes profesionales de la región alcancen de nuevo un protagonismo permanente, es que apuesten a construir una base titular con jugadores propios que tengan sentido de pertenencia, que sientan la camiseta, que no vengan sólo a llevarse unos dólares. Y fortalecer ese grupo de muchachos con dos o tres jugadores de reconocida trayectoria, de talla internacional, que sean verdaderos refuerzos y que sirvan de ejemplo para las nuevas camadas.
La propuesta es volver a producir un jugador de fútbol en nuestra región que sea altamente competitivo, desde su organización mental y personal, desde su formación como deportista a través de las entidades especializadas, con una información técnica y humana bien transmitida, que por algo esta estirpe Caribe se ha distinguido por su calidad y fortaleza a través de la historia. ¿Por qué entonces nos hemos quedado rezagados en el concierto nacional?...
Recientemente, Gustavo Bell Lemus, planteó, como fórmula para volver a tener protagonismo en el orden nacional, en aspectos económicos, académicos y sociales, que empecemos a competir como región Caribe, como bloque regional y dejemos de hacer sólo pírricos esfuerzos como departamentos por separados. He aquí una propuesta que podría ser perfectamente válida para el desarrollo del deporte en nuestro medio. ¿Qué tal una Selección de fútbol Caribe?
Lo que resulta verdaderamente inaplazable, amigo lector, amigos del fútbol, dirigentes, entrenadores, periodistas y padres de familias, es que a nuestros jóvenes deportistas tenemos que presentarles opciones reales y concretas, para que no sigan usando la falta de oportunidades y la desorganización como disculpas para sus fracasos, que talento y potencial es lo que tenemos…
Que las reflexiones presentadas a lo largo de estos artículos sirvan para abrir el debate. ¿Faltan otras razones? ¿Cuál es el paso a seguir? ¿Tenemos alguna esperanza para recomponer el camino? …
Y entonces, ¿Cuándo empezamos?...
agarizabalo@hotmail.com
Publicado en El Heraldo Deportivo, Noviembre 21 de 2007.
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ANALISIS
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