jueves, 10 de octubre de 2013
“He estado a punto de trabajar con Junior, pero las cosas no se han dado”: Agustín Garizábalo
Por: Miguel Elías Pumarejo Sánchez
En Twitter: @MiguePumarejo
SoloJunior
Foto: El Tiempo
Quizás a los hinchas del fútbol colombiano, el nombre de Agustín Garizábalo no les diga mucho. Sin embargo, basta con revisar la carrera futbolística de jugadores como Michael Ortega, Luis Fernando Muriel, Freddy Montero, Abel Aguilar, Juan Guillermo Cuadrado, entre otros, para darse cuenta que sus vidas se cruzan en algún momento con la de este soledeño, quien goza del privilegio de ser el primer cazatalentos contratado oficialmente por un club profesional en Colombia.
Agustín Garizábalo cuenta con una amplia experiencia en pedagogía deportiva, es especialista en el fútbol de formación, en el manejo de grupos de trabajo y proyección de talentos deportivos, lo que lo convierte en alguien idóneo para su cargo, es decir, cazatalentos del Deportivo Cali en Barranquilla y el departamento del Atlántico.
La labor del profe Garizábalo, no es muy conocida en el medio colombiano, no es común escuchar acerca de veedores o cazatalentos de equipos de fútbol en nuestro país. No obstante, no es casualidad observar a un equipo como Deportivo Cali, siendo protagonista del fútbol colombiano, jugando con muchos jugadores jóvenes.
El trabajo que hace Agustín Garizábalo con Deportivo Cali, debe convertirse en ejemplo a seguir por Junior, que evidentemente no explota el inmenso potencial futbolístico que hay en nuestra región. Hace poco, Michael Ortega nos contaba en exclusiva, que muchos futbolistas costeños buscaban irse para el conjunto verde del Valle, debido a que allá se ve el trabajo de las divisiones menores y a los jóvenes les dan oportunidad de jugar sin temor.
Garizábalo, quien se encuentra radicado en Barranquilla junto a su familia, de manera muy amable accedió a tener una entrevista con SoloJunior, donde nos contó acerca de su labor con el Deportivo Cali, nos habló sobre la idiosincrasia del futbolista costeño y del por qué muchos de estos emigran a otras ciudades del interior del país, entre otros temas.
-¿Cómo se da cuenta usted que tiene el talento de descubrir a jóvenes promesas del fútbol?
R/ El profesor Carlos Julián Burbano, entonces director de las divisiones menores del Deportivo Cali, en el año 1999, vino a Barranquilla a hacer una charla y allí nos conocemos. Me invita entonces a hacer parte de la red nacional de veeduría que ellos estaban montando. Al parecer indagó con la gente del fútbol local y mucha gente le dijo que yo llenaba el perfil que él estaba buscando, de hecho había trabajado 17 veces como asistente técnico de las selecciones Atlántico durante más de 10 años. Me tomó por sorpresa ese ofrecimiento porque yo no sabía que tenía ese don. Con los resultados me he ido convenciendo de que sí.
-¿Qué características observa usted en un joven para considerarlo “promesa”?
R/ Inicialmente los miro en competencia como todo el mundo. Si alguno me llama la atención empiezo a conocerlo. Me gusta saber cómo entrena, cómo vive, cómo resuelve sus conflictos. Si tiene carácter, si está dispuesto a sacrificarlo todo por el proyecto del fútbol. Después analizo si se deja ayudar, si intenta mejorar y aprender cada día. También le hacemos seguimiento en las diferentes competencias, donde, obviamente, debe marcar diferencia, ser protagonista. Llega un momento en que el mismo jugador me envía una señal de que ya está preparado para algo realmente importante. La clave está en saber elegir el momento justo y preciso para presentarlo en el club. Ni antes ni después.
-De esos jugadores a los que usted impulsó en sus inicios y que hoy brillan en el fútbol extranjero ¿Cuál fue el que más lo sorprendió la primera vez que lo observó?
R/ Varios: Armando Carrillo la primera vez que lo vi era un diablo (y le decían “La perra”, ¡imagínese!). Freddy Montero jugaba con guayos de seda y sin sudar era de lejos el más técnico. Anthony Tapias con piernitas de fideo metía goles de cañonazos. Juan Guillermo Cuadrado montaba un espectáculo circense cada vez que se presentaba y yo me reía de lo lindo. A Michael Ortega lo fui a ver porque le decían “Maradonita” y, guardando las proporciones, en ese nivel, justificaba ese apodo…
-¿Cree usted que la región Caribe es la que produce más y mejor calidad de futbolistas?
R/ No. Creo que cada región produce cierto tipo de jugadores: el antioqueño es más ordenado, táctico y colectivo para jugar. El valluno es potente, rápido y habilidoso. El bogotano es disciplinado y gregario. El costeño es más imaginativo y apunta hacia la magia y la inventiva, no sin cierto grado de irresponsabilidad. En todos los casos ha habido extraordinarias excepciones que confirman la norma.
-¿Los futbolistas vallecaucanos ven con malos ojos que lleguen costeños a “montarle la competencia”? ¿Existe alguna rivalidad en ese sentido?
R/ No. El futbolista no. Rápidamente acogen con respeto y agrado al jugador talentoso. Pero el entorno si es hostil al principio. Padres de familia, dirigentes, técnicos y periodistas se resisten a darle crédito a un forastero. El valluno no es tan desprevenido y abierto como el barranquillero, pero si el jugador demuestra calidad y compromiso, termina adorándolo y lo asume como propio. Conmigo ocurre un fenómeno paradójico, aunque perfectamente natural por los niveles de pasión que tiene el fútbol: en la costa he escuchado a gente que, para cargarme la mano, me dicen que soy el que se “roba” los jugadores costeños para llevárselo a los caleños y en Cali me han dicho que soy el que les “quita” el espacio a los vallunos para llenarlo de costeños. Jajaja. Gajes del oficio.
-¿Por qué varios de los buenos jugadores costeños emigran hacía otros clubes como Deportivo Cali y no juegan en Junior u otro club del Caribe colombiano?
R/ Acá se produce mucho volante ofensivo y delanteros, así que habría para todos. No olvidar que jugadores como Valenciano, 'Pachequito', Mackenzie, Bacca, Teófilo y Arzuaga se destacaron en el Junior en los últimos años. Pero ocurren dos cosas importantes: 1)- Al sacar al jugador costeño del entorno lo conviertes en alguien más dedicado y profesional, por lo que se consolida más rápido y 2)- En el interior son conscientes de que necesitan el complemento del jugador costeño por su atrevimiento e inventiva, así que apuestan por él.
-De los jugadores que usted ha descubierto, alguno(s) hizo (hicieron) sus primeras etapas de su formación en Junior? ¿Por qué deciden marcharse luego al Deportivo Cali?
R/ Uno solo y fue Luis Fernando Muriel. Estuvo 4 años en las divisiones menores del Junior, pero su proceso no iba bien. Se lesionó, tuvo inconvenientes con algún entrenador, pasaron cosas que lo desmotivaron. Él mismo dijo un día que había decidido no seguir jugando fútbol competitivo y quería dedicarse a las “recochas” en el pueblo y dejó de asistir. También el tema del fútbol es de momentos. A veces los jugadores no están y de repente aparecen. Álvaro Núñez lo rescata y lo lleva a la Escuela Barranquillera. Y en un torneo Asefal, Jorge Cruz, entrenador del Cali que participaba en ese campeonato, lo ve y me dice que le interesa. Ya estando oficialmente con la Barranquillera, le hago seguimiento por unos meses y lo acercamos al club.
-¿Cómo descubre usted a Juan Guillermo Cuadrado? Siendo usted cazatalentos del conjunto azucarero, ¿Por qué no pasó por Deportivo Cali?
R/ A Cuadrado lo vi en un torneo Asefal jugando con un equipo de Urabá. Después de un año de seguimiento en otros torneos, lo llevamos al Deportivo Cali y estuvo allá 3 meses. Pero era muy escuálido y tenía comportamientos irreverentes, así que Nelson Gallego, técnico antioqueño que en ese momento era el director de las menores del Cali, piensa que, efectivamente, es un talento, pero que necesita de un trabajo especial y personalizado; habla con la mamá del niño y se hace cargo de él. Durante 5 años Juan Guillermo vive con Gallego y se convierte en un jugador competitivo. Debuta con el Medellín y el resto es historia.
-Siendo usted atlanticense (nació en Soledad), ¿Por qué empezó a trabajar con Deportivo Cali y no con el equipo de su tierra?
R/ Porque Deportivo Cali tenía montado un programa Nacional de veeduría y me invitaron para que les colaborara. Yo no tenía idea de que era un cazatalentos natural. En varias ocasiones he estado a punto de trabajar con Junior pero las cosas no se han dado. Siempre será tentadora esa posibilidad, pero los astros aún no se han alineado lo suficiente como para que se cumpla esa relación.
A propósito, ¿Por qué siendo usted un técnico de tanta experiencia y reconocido como uno de los entrenadores que más sabe de fútbol, no ha estado al frente de un proyecto de divisiones menores?
R/ Porque considero que el esquema actual del cargo de director de las menores es obsoleto, muy complejo y con un alto riesgo de fracaso. ¿Qué es lo que tendría que producir una persona con esa investidura? Pues, jugadores talentosos y competitivos para el equipo profesional. Pero veo que ese cargo es muy desgastante porque son muchos los frentes por los que hay que responder. He propuesto que sería más sano crear áreas funcionales, donde lo competitivo y lo logístico, que absorbe mucho tiempo y energía, sea manejado por administrativos y la parte deportivo-pedagógica por alguien entregado exclusivamente a esa labor.
Lo mío es el jugador talentoso, el conocimiento estricto de su historia personal, la minucia. Sumado a la vivencia de la calle, la noche, la bohemia, el arte, la profundidad filosófica para poder influir con éxito en los demás, y gozar de la suficiente libertad espiritual para cristalizar esa suerte de adivinación, que es, en esencia mi labor.
-De los jugadores que han debutado en Junior, ¿Intentó llevarse a alguno para el Cali antes de que se mostraran en el equipo barranquillero?
R/ No. Soy muy respetuoso y ético en esos temas institucionales. Como lo mío no es un flechazo, sino el proceso, y solo aquellos a los que les dedico tiempo y energía terminan por interesarme (lo de la historia personal y demás), empiezo por no acercarme demasiado a los que ya pertenecen a otro club. Ahora, me hubiera gustado desarrollar un proceso de apoyo (lo que los gringos llaman “Coaching”) a jugadores de la calidad de Carlos Bacca o Teófilo Gutiérrez, por ejemplo, pero nuestros caminos no se cruzaron nunca antes, así que los conocí cuando ya estaban bajo otra tutela y eso había que respetarlo.
-Si observamos a los jugadores costeños que hoy brillan en el exterior y en nuestra Selección, nos damos cuenta que la mayoría son de carácter ofensivo, ¿Por qué cree que no abundan los defensas en la costa?
R/ Por nuestra idiosincrasia, porque somos carnaval, imaginación, inventiva. Nosotros preferimos la alegría, el reto de abrir nuevos horizontes, buscar nuevos puertos, como buenos caribeños que somos. El mar sugiere apertura, amplitud, metáfora de lo incierto. Nos domina y a él nos debemos. Tenemos, por fortuna, en nuestro país, otros guerreros consagrados a defender lo conquistado.
-En nuestro país no se conocen muchos ojeadores de fútbol ¿Cree usted que este talento está sub-valorado en Colombia?
R/ En Colombia recién se le está poniendo atención a esa función. Históricamente los veedores eran soñadores con una única cualidad, la capacidad de observación, el consabido “Ojo clínico”. Ahora requiere de otros aditamentos científicos y culturales, de una profesionalización. De hecho, a nosotros nos ha tocado hacer de pioneros en esa actividad, porque era muy poco lo que se había teorizado al respecto.
Quizás, tuve la suerte de haber sido el primer cazatalentos contratado oficialmente por un club profesional y hemos querido dignificar esta labor, luchando por un espacio y una voz. No ha sido fácil. La competencia es tenaz y salvaje. El histórico veedor del club está signado por la obsolencia, su espacio se ha estrechado porque apareció la figura avasallante del empresario. Los clubes muchas veces prefieren negociar con un agente que darle crédito a ese viejo brujo de la tribu.
Reportaje publicado el 31 de Julio de 2013 en SoloJunior.
Ver enlace original en la página:
http://solojunior.com/notas-noticias-detalle.php?id=26#.Ula6qFNr030
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